Putin dice que el Estado protector ha muerto

El presidente promete estabilidad en Rusia

Vladímir Putin prometió ayer, en su discurso sobre el estado de la nación, que Rusia será estable, y se mostró orgulloso de haber frenado la desintegración del país. El presidente ruso reconoció que el el Estado protector ha muerto y consideró alcanzados los principales objetivos de la 'operación antiterrorista' en Chechenia. Pero ésas fueron casi sus únicas concesiones al triunfalismo. Putin eligió como suntuoso escenario de su discurso la sala de mármol del Kremlin, en la que en tiempos soviéticos se celebraban los plenos del comité central comunista. Pidió un momento de silencio por los so...

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Vladímir Putin prometió ayer, en su discurso sobre el estado de la nación, que Rusia será estable, y se mostró orgulloso de haber frenado la desintegración del país. El presidente ruso reconoció que el el Estado protector ha muerto y consideró alcanzados los principales objetivos de la 'operación antiterrorista' en Chechenia. Pero ésas fueron casi sus únicas concesiones al triunfalismo. Putin eligió como suntuoso escenario de su discurso la sala de mármol del Kremlin, en la que en tiempos soviéticos se celebraban los plenos del comité central comunista. Pidió un momento de silencio por los soldados muertos en Chechenia y calló cuando al final los altavoces multiplicaron las notas del viejo himno soviético con una nueva letra.

Esos toques de solemnidad tuvieron, sin embargo, el contraste de una intervención falta de brillo, más propia del director general de una empresa que de un político, en la que un Putin monocorde no dijo una palabra sobre la situación de la libertad de prensa ni citó siquiera a EE UU, país con el que las relaciones atraviesan un momento crítico. Sí habló de la OTAN para criticar que 'a veces ignora los acuerdos internacionales' y marcar el contraste con la Unión Europea. La integración en la UE será, dijo, 'una de las principales direcciones de la política exterior rusa'.

Por lo demás, Putin reconoció con humildad que hay demasiadas cosas que van mal. Por ejemplo, en la economía, que en 2000 experimentó un aumento del PIB del 7,7%, pero que ahora muestra una 'estabilidad relativa' y que en los últimos meses refleja un 'empeoramiento de indicadores que suscita preocupación'. O en Chechenia, donde 'la amenaza de más crímenes sigue siendo extrema'. Según Putin, Rusia vivió en la década pasada una auténtica revolución, pero no está dispuesto a permitir que ahora se produzca una contrarrevolución. Su fórmula tranquila es la de promover el trabajo eficaz de todos para resolver los problemas.

El presidente ruso reconoció que el Estado no puede ya garantizar por completo la educación y la enseñanza gratuitas, pero señaló que al menos debe ofrecer 'transparencia y claridad', sin privilegios, para que cada cual sepa qué recibe de los poderes públicos y qué debe pagar de su bolsillo, magro casi siempre en un país donde el salario medio es de unas 8.000 pesetas al mes.

En cierta forma, era el reconocimiento de que el Estado social soviético, que cubría las necesidades de todos, está muerto y enterrado.

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