LA JUBILACIÓN DE UN LÍDER

La bicefalia Mas-Duran

Unió y Convergència comparten desde hace 21 años el edificio del poder, pero viven en pisos distintos. Desde que en 1978 suscribieron el pacto fundacional, en CiU no ha existido cultura de coalición. Unió siempre ha visto en CDC a un amenazante gigante que quería la fusión, más que a un paciente hermano mayor. CDC, por su parte, ha mirado de reojo a los democristianos, a quienes ha echado en cara haber crecido parasitariamente a sus expensas. Con las negociaciones que se cerraron el viernes, Unió hace un acto de fidelidad inquebrantable al delfín Artur Mas. A cambio, UDC se queda con el número...

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Unió y Convergència comparten desde hace 21 años el edificio del poder, pero viven en pisos distintos. Desde que en 1978 suscribieron el pacto fundacional, en CiU no ha existido cultura de coalición. Unió siempre ha visto en CDC a un amenazante gigante que quería la fusión, más que a un paciente hermano mayor. CDC, por su parte, ha mirado de reojo a los democristianos, a quienes ha echado en cara haber crecido parasitariamente a sus expensas. Con las negociaciones que se cerraron el viernes, Unió hace un acto de fidelidad inquebrantable al delfín Artur Mas. A cambio, UDC se queda con el número dos de la nueva federación -la secretaría general- y los democristianos se comprometen a acordar un proceso de fusión para el año 2004.

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Con un horizonte más bien negro, en el que se dibuja amenazante la figura de Pasqual Maragall, la familia de CiU ha procedido a repartirse la herencia. La inminencia de un final de época ha movido a convergentes y democristianos a salvar los muebles y, en dos meses, han conseguido lo que no habían logrado en 20 años de poder.

Miquel Roca, cuando era segundo de a bordo de Pujol, quiso poner remedio a este desencuentro. Llegó a plantear en reiteradas ocasiones la fusión entre ambas formaciones. Jamás lo logró. Unió siempre vio en ello el abrazo del oso. Además UDC, argumentan sus militantes, es un partido con historia (fue creado en 1931 y su líder fusilado por los franquistas en la guerra civil) y cuenta con el referente ideológico de la democracia cristiana, al tiempo que considera que CDC es un movimiento-amalgama nacionalista: desde liberales, hasta socialdemócratas; de catalanistas moderados, a independentistas.

Ahora, el reparto salomónico de cargos comporta el fin de viejos conflictos, pero abre paso a una bicefalia de resultado incierto. Mas es el número dos en el Gobierno; Duran, el segundo en la anunciada federación de partidos. Pujol sigue siendo el número uno, pero con un elemento nuevo: por vez primera no tiene reparo en ponerse fecha de caducidad.

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