Cuentos de quesos y peces

La idea de que un trozo de queso ha ayudado a salvar 'carreras, matrimonios e incluso vidas' es ya un éxito editorial en todo el mundo con 4,5 millones de ejemplares vendidos en EE UU, más de 200.000 en España. La misma editorial, Urano, que hace más de un año puso a la venta ¿Quién se ha llevado mi queso?, un filón que ha dado vida a una nueva filial, Empresa XXI, lo intenta ahora con Fish! (¡Pescado!), otra fábula de origen estadounidense aplicada a la empresa. Ambos desgranan una fórmula muy simple: mezclar lo mejor de los libros de autoayuda -fáciles de entender, con g...

La idea de que un trozo de queso ha ayudado a salvar 'carreras, matrimonios e incluso vidas' es ya un éxito editorial en todo el mundo con 4,5 millones de ejemplares vendidos en EE UU, más de 200.000 en España. La misma editorial, Urano, que hace más de un año puso a la venta ¿Quién se ha llevado mi queso?, un filón que ha dado vida a una nueva filial, Empresa XXI, lo intenta ahora con Fish! (¡Pescado!), otra fábula de origen estadounidense aplicada a la empresa. Ambos desgranan una fórmula muy simple: mezclar lo mejor de los libros de autoayuda -fáciles de entender, con grandes frases para repetirse a uno mismo, en voz alta a ser posible- con temas puramente empresariales.

¿Quién se ha llevado mi queso? intenta desentrañar las actitudes ante el cambio a través de las historias de dos ratones y dos 'personitas'; Fish! hace lo propio con la falta de motivación de un departamento empresarial a través de una excéntrica pescadería de Seattle. Y ambos resumen en grandes lemas, del tipo 'cuando dejas atrás el miedo te sientes libre', las ideas que consideran fundamentales en sus teorías, aquellas que debe retener el lector. Los mensajes, un tanto obvios, se unen a un lenguaje cercano al de los relatos infantiles menos elaborados. Pero deja un poso amargo porque iguala al lector -empleado o jefe- con personas incapaces de darse cuenta por sí mismas de lo fácil que es la vida.

¿Quién se ha llevado mi queso? esconde un mensaje muy americano: los cambios no son buenos ni malos, pero sí inevitables y, como tales, hay que reaccionar, adaptarse a ellos. Cuando el queso que da sentido a la vida de los cuatro personajes desaparece, éstos responden de forma muy distinta: los ratones se ponen a buscar, automáticamente, un nuevo queso; a las 'personitas' les cuesta más decidir -al fin y al cabo, piensan- y mientras uno, atenazado por el miedo, es incapaz de reaccionar, el otro, tras un tiempo de zozobra, decide salir y, al final, encuentra lo que persigue, un trozo de queso que el lector debe sustituir por aquello que le hace feliz (trabajo, amor, salud). La teoría es que este sencillo cuento sirve para transmitir una idea muy clara de la sociedad que vivimos, sometida a continuos y cada vez más acelerados cambios.

En esta elaborada teoría los líderes son aquellos capaces de anticiparse a los cambios. Tal vez lo mejor de ella es su simplicidad, pero también tiene su lado perverso: un conformismo que roza la estupidez. Valga si no un ejemplo extraído de sus páginas: uno de los personajes del cuento asegura que la historia del queso le ayudó mucho cuando su empresa tuvo que 'prescindir de muchos empleados'. Incluso a los despedidos, pensar en el queso les permitió 'ver las cosas de otra forma'. Esta forma de pensar -es cada persona quien debe reaccionar y, por supuesto, no hay nada que reclamar a las empresas- puede resultar muy cercano al modelo de relaciones laborales estadounidense, pero queda lejos de Europa.

Sin embargo, el volumen también arrasa en parte de Europa. O más bien entre sus empresas, que han decidido incluirlo en las cestas de Navidad, repartirlo entre sus empleados junto a la nómina o encargar una edición personalizada, como han hecho algunas, según fuentes de la editorial. ¿Quién se ha llevado mi queso? roza ya las 20 ediciones y Fish! lleva el mismo camino. Cuando aún no se ha presentado de forma oficial en España, ya está entre los más vendidos, según sus editores.

Tal vez el éxito de ambos esté en un gran fracaso, el que supone que la mayor parte de los trabajadores del mundo no quieren desperdiciar mucho tiempo leyendo. De hecho, ¿Quién se ha llevado mi queso? no llega a las 100 páginas, de letra casi infantil, en su edición en castellano -también se puede encontrar en catalán- y Fish! apenas las sobrepasa.