Editorial:

Primer paso turco

Turquía ha dado un primer paso hacia una reforma política. Pero aún le queda mucho camino que recorrer antes de homologarse a las democracias de la Unión Europea en la que aspira a ingresar. El recién aprobado Programa Nacional para la Adhesión de Turquía a la Unión Europea plantea reformas de calado, aunque en algunos aspectos resulta insuficiente para equipararse a los miembros de la UE.

Tanto por su retraso como por su contenido, el programa refleja tensiones en un régimen estrechamente vigilado por los militares y con un Gobierno de coalición que cuenta con una ultraderecha poco par...

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Turquía ha dado un primer paso hacia una reforma política. Pero aún le queda mucho camino que recorrer antes de homologarse a las democracias de la Unión Europea en la que aspira a ingresar. El recién aprobado Programa Nacional para la Adhesión de Turquía a la Unión Europea plantea reformas de calado, aunque en algunos aspectos resulta insuficiente para equipararse a los miembros de la UE.

Tanto por su retraso como por su contenido, el programa refleja tensiones en un régimen estrechamente vigilado por los militares y con un Gobierno de coalición que cuenta con una ultraderecha poco partidaria de la entrada en la UE. De ahí la timidez de las propuestas, por ejemplo, respecto a la abolición de la pena de muerte, que se hará 'a medio plazo'. Al menos, el Gobierno se compromete a seguir respetando la moratoria sobre las ejecuciones que mantiene desde 1984, una señal de que al terrorista kurdo Abdalá Ocalan no se le aplicará la pena capital.

El 'gigantesco proyecto de transformación', según lo definió el viceprimer ministro Mesut Yilmaz, incluye avances en los derechos sindicales y de libertad de expresión, una revisión del Código Penal y una reforma de la Constitución. Ahora bien, en aras de evitar el 'separatismo y la división', el programa se limita a 'no prohibir' el uso de lenguas y dialectos diferentes al turco, sin precisar si los 12 millones de kurdos en ese país de 65 millones de habitantes podrán usar su lengua no sólo para su 'vida cotidiana', sino en la educación o en la televisión.

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En cuanto al exterior, el Gobierno se compromete a 'desarrollar relaciones con los países vecinos en un marco pacífico' y a apoyar la mediación de la ONU para resolver el problema de Chipre. Si se queda ahí, no es probable que Ankara evite que los grecochipriotas entren en la UE, excluyendo la parte de la isla en manos de los turcos.

Bien es verdad que no ayuda a impulsar unas reformas políticas en profundidad el hecho de que la invitación de la UE a Turquía para entrar en la larga lista de candidatos no termine de resultar totalmente sincera. Ahora bien, por algo más que una coincidencia en el tiempo, el Gobierno turco ha podido presentar a la vez la reforma política y la económica, con un acuerdo por el que el Fondo Monetario Internacional le otorga créditos por valor de 1,15 billones de pesetas, reforzando así la confianza interna y externa en ese país crucial, miembro de la OTAN, situado en una encrucijada geoestratégica.

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