MÚSICA

Decenas de músicos, cantantes y famosos se unen para rechazar la Ley de Extranjería

La hermosa letra de la canción De amor y de casualidad, que el uruguayo Jorge Drexler escribió pensando en su hijo Pablo, fue la primera que sonó en la tarde de ayer en La Riviera. Comenzaba así una larga noche en la que un buen número de artistas, cantantes y personajes públicos iba a proclamar a las claras su rechazo a la Ley de Extranjería, recientemente aprobada en el Parlamento gracias a la mayoría absoluta del partido en el Gobierno.

Pero el acto invitaba a más. Los asistentes no querían solamente decir que no gusta esa ley del Partido Popular, 'que vulnera derechos intríns...

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La hermosa letra de la canción De amor y de casualidad, que el uruguayo Jorge Drexler escribió pensando en su hijo Pablo, fue la primera que sonó en la tarde de ayer en La Riviera. Comenzaba así una larga noche en la que un buen número de artistas, cantantes y personajes públicos iba a proclamar a las claras su rechazo a la Ley de Extranjería, recientemente aprobada en el Parlamento gracias a la mayoría absoluta del partido en el Gobierno.

Pero el acto invitaba a más. Los asistentes no querían solamente decir que no gusta esa ley del Partido Popular, 'que vulnera derechos intrínsecos a la dignidad humana', como repitieron varios de ellos. Se trataba también de ejercer la desobediencia civil a esa ley y de manifestarse 'insumiso' a los puntos en los que el texto legal priva a los inmigrantes sin papeles de la educación, de la posibilidad de ejercer el derecho a la huelga, de la sanidad o del transporte. Declararse 'objetor' significaba también atenerse a las consecuencias que esta toma de postura puede acarrear.

Que el festival arrancara con esa canción era toda una declaración de intenciones. Dice Drexler en su letra, y lo remarcó ayer, que el origen del nacimiento de todo ser humano es 'fruto del amor y de la casualidad'. Él lo personaliza en su hijo, a quien explica las diferentes culturas de sus abuelos, las idas y venidas con todas las mezclas que fueron produciéndose hasta llegar a él. Ese espíritu fue el que prevaleció durante todo el festival, bautizado sin tapujos como Música contra el racismo y presidido por una frase más que significativa: 'Ningún ser humano es ilegal'.

La máxima se repitió a menudo. Cada vez que se producía un parón entre dos actuaciones, las 2.000 gargantas que llenaban La Riviera lo gritaban como una sola voz.

La rígida carpa que cubre el recinto de La Riviera resultó insuficiente para frenar el grito que se elevaba al cielo de Madrid. El público, tan mezclado de culturas y razas como los artistas que ocuparon todo el rato el escenario, quería que se oyera en toda España eso de 'ningún ser humano es ilegal'. Sobre todo cuando desde el escenario se provocaba para que así fuera. Pasó cuando Natalia Dicenta leyó, después de la intervención de Jorge Drexler, un estremecedor documento que explicaba cómo afectaba la aplicación de la Ley de Extranjería a los menores, como siempre los más perjudicados en las disputas entre adultos. Por ejemplo, decía que cuando se deporta a un menor a Marruecos, éste era encerrado en un calabozo durante varias noches, hasta que sus familiares se enteraban de que estaba allí y lo reclamaban. Y pasó con las sucesivas intervenciones de Pedro Almodóvar, Paco Clavel, Juan Diego Botto, Vanesa Espín, Alexis Valdés o Natalia Seseña, que leyeron el manifiesto común que rechaza la ley e invita a su desobediencia.

La Coordinadora Estatal de Inmigrantes con y sin Papeles, organizadora del concierto, lo redactó para la ocasión y logró que fuera firmado días antes por medio millar de personas vinculadas al mundo de la cultura y la vida social. Escritores como Maruja Torres, Manuel Vicent, Juan Goytisolo, Saramago y Millás; cantantes como Serrat, Sabina o Aute; cineastas como Trueba o Bardem, o humoristas como El Gran Wyoming o Forges, además de otros profesionales relacionados con los inmigrantes, figuraban entre los firmantes. Ayer era además el Día Internacional de la Lucha contra el Racismo y la Xenofobia, con lo que todo resultó propicio.

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El marroquí Said Ougassal, los madrileños Alcohol Jazz y Guerrilla Gorila, los cubanos Habana Abierta o Pável y los africanos Afrobrass cubrieron la primera parte, la que rompió el hielo, del recital. El cante grande de Dieguito el Cigala inició una tanda de solistas que se completó con Javier Álvarez, Ismael Serrano y Pedro Guerra. Éste, además, invitó al escenario a Víctor y Ana para cantar Contamíname, una pieza que ni pintada para la ocasión. El fin de fiesta corrió a cargo de la granadina Amparanoia, que invitó al baile solidario.

Pedro Almodóvar leía ayer su proclama a favor de los inmigrantes ante el público de La Riviera.LUIS MAGÁN

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