Los fabricantes detectan un fraude en la reparación de electrodomésticos

Un grupo de empresas sin nombre ha conseguido acaparar el 80% de los avisos de averías de electrodomésticos que realizan los consumidores españoles gracias a una serie de triquiñuelas que les permiten colocar su anuncio en los mejores sitios de las guías telefónicas, según han denunciado ante los Gobiernos autonómicos y TPI-Páginas Amarillas (filial del grupo Telefónica) varios fabricantes de equipos para el hogar a través de su patronal, Aniel, y que publicó ayer el diario Cinco Días. Las afectadas, entre las que se encuentran firmas como Panasonic, Corberó, Balay o Philips, sos...

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Un grupo de empresas sin nombre ha conseguido acaparar el 80% de los avisos de averías de electrodomésticos que realizan los consumidores españoles gracias a una serie de triquiñuelas que les permiten colocar su anuncio en los mejores sitios de las guías telefónicas, según han denunciado ante los Gobiernos autonómicos y TPI-Páginas Amarillas (filial del grupo Telefónica) varios fabricantes de equipos para el hogar a través de su patronal, Aniel, y que publicó ayer el diario Cinco Días. Las afectadas, entre las que se encuentran firmas como Panasonic, Corberó, Balay o Philips, sostienen que se trata de artimañas fraudulentas que perjudican su marca y cifran el presunto engaño en 100.000 millones de pesetas.

La operativa no es fácil. Según Cinco Días, los presuntos defraudadores denominan a sus empresas con las primeras letras del alfabeto y, además, las domicilian en calles que comienzan por esas letras. El efecto es inmediato: cuando un usuario solicita un servicio de reparación, estas empresas son las primeras en aparecer. En principio, una empresa tiene libertad para elegir el nombre que quiera. Pero el problema, según los denunciantes, reside en que estas empresas fantasmas incluyen sin permiso los nombres de los fabricantes como reclamo en los anuncios. El resultado es que estos anuncios se confunden con los servicios oficiales de reparación.

Lo más grave de todo, a juicio de los denunciantes, es que estas empresas ni siquiera son servicios de reparación, sino meros centros de recepción de llamadas telefónicas que venden sus encargos por 5.000 pesetas a talleres o profesionales que, en realidad, son los que reparan las averías.

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