Reportaje:

La reducción de costes, la última obsesión de la banca

Este año el negocio crecerá menos por lo que bancos y cajas necesitan recortar facturas

No han saltado las señales de alarma, pero los banqueros reconocen que este año el recorte de costes será un tema prioritario para el sector. El negocio financiero se enfrenta a una época menos boyante por la caída del crecimiento económico y el posible descenso de tipos de interés, lo que hace necesario meter la tijera a los gastos. Emilio Botín ya ha dado el aviso. El primer aviso lo ha dado de Emilio Botín, copresidente del BSCH, asegurando que esta entidad sólo tiene dos años para realizar un drástico recorte de las facturas. Botín, que parte de una situación peor que algunos de sus compet...

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No han saltado las señales de alarma, pero los banqueros reconocen que este año el recorte de costes será un tema prioritario para el sector. El negocio financiero se enfrenta a una época menos boyante por la caída del crecimiento económico y el posible descenso de tipos de interés, lo que hace necesario meter la tijera a los gastos. Emilio Botín ya ha dado el aviso. El primer aviso lo ha dado de Emilio Botín, copresidente del BSCH, asegurando que esta entidad sólo tiene dos años para realizar un drástico recorte de las facturas. Botín, que parte de una situación peor que algunos de sus competidores, ha asegurado que los costes se convertirán en un factor clave en la banca, y ha recordado un problema que siempre ha estado sobre la mesa de los diregentes de cajas de ahorro y bancos.

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Los analistas coinciden en que Emilio Botín, que habló de este asunto en la convención de directivos y en la junta de accionistas, demostró tener visión de futuro, así como cierta prisa por comenzar a atajar este problema. Lo que ya nadie duda es que el negocio financiero se enfrenta a una época menos boyante que la vivida en los tres últimos años. La llegada de tiempos más difíciles se debe a cuatro razones, dos de tipo estructural y otras dos relacionadas con la coyuntura financiera, dicen los expertos.

La primera de ellas es que 'llega una época de menor crecimiento de la economía y, por tanto, del negocio financiero', comenta Carlos Pertejo, analista de JP Morgan. La prueba es que la Comisión Europea ha anunciado que reducirá la previsión de crecimiento del producto interior bruto (PIB) en la UE desde el 3,2% hasta el 2,9% para 2001, 'una rebaja que afectará directamente al negocio financiero', comenta Pertejo. No hay que olvidar que el PIB español creció un 4% en 2000.

Los expertos también vaticinan un recorte de tipos de interés en Europa. Este factor 'acabará reduciendo los márgenes bancarios tras una época en la que se estaban recuperando', apunta Luis Vadillo, de Renta 4. En 2000 el margen de intermediación -que mide la diferencia entre lo que paga el banco por los depósitos y lo que cobra por los créditos-, en relación con los activos totales gestionados de la banca, subió por primera vez en diez años. Por remontarnos más lejos, desde 1979 el margen financiero de los bancos se ha reducido a la tercera parte, a pesar de las últimas mejorías. 'Hay que mentalizarse de que crecer dos dígitos en el margen de intermediación será una proeza este año', afirma un banquero.

En cuanto a las razones coyunturales del sector, los expertos recuerdan que la morosidad, que está en las cifras más bajas de la historia, no puede hacer otra cosa que subir, lo que exigirá mayores dotaciones, otro castigo para las cuentas de resultados. Además, el nuevo fondo específico de cobertura de insolvencias (FECI) del Banco de España estará en vigor durante todo el ejercicio, lo que obligará a realizar dotaciones extra.

Estos antecedentes explican que la eficiencia, un ratio que mide cuánto gasta la entidad por cada cien unidades que ingresa, ha dejado de ser una extraña palabra propia de la jerga de los expertos para vulgarizarse cada vez más. Emilio Ybarra, copresidente del BBVA, dedicó una buena parte de su discurso, en la pasada junta de accionistas, a explicar los objetivos de eficiencia del banco para los próximos años, calificándola como 'un indicador muy relevante en el negocio bancario'.

La eficiencia se puede mejorar con mayores ingresos o con menores gastos. Dado que los ingresos son una variable externa a bancos y cajas, la tentación en épocas de incertidumbre como ésta es recortar los costes. La cuestión es cómo hacerlo. El recurso más fácil es reducir la plantilla. Los bancos españoles, que tienen un ratio de eficiencia mejor que el de sus socios europeos (véase cuadro) han reducido sus plantillas en 54.000 empleos en los últimos veinte años. A pesar de esta reducción, los gastos generales de banca no han dejado de crecer, situándose en los 1,5 billones a diciembre pasado. Desde 1980, las cajas han contratado a 40.000 trabajadores y disponen de 3.000 oficinas más que sus competidores (véase cuadro).

Este comportamiento opuesto se explica porque, en 1988, las cajas obtuvieron licencia para expandirse fuera de sus regiones de origen, y lo hicieron con fuerza. Estas entidades eran conscientes de que para tener éxito en la banca minorista en España era y es necesario contar con una masiva presencia física, factor que explica el fracaso de la banca extranjera en España.

A pesar del incremento de plantilla de las cajas, hay que destacar que tienen una eficiencia similar a los bancos (véase cuadro), gracias a que las entidades de ahorro cuentan con una plantilla más joven y con menores sueldos.

¿Pueden realizar más recortes de plantilla los bancos? Comisiones Obreras, sindicato mayoritario en el sector, cree que ése no es el camino, 'porque empieza a haber escasez de personal para ofrecer un servicio de calidad al cliente. La clave es reorientar las funciones actuales y reducir el peso de los servicios centrales'.

Dos altos ejecutivos bancarios coinciden con esta teoría y comentan el efecto pernicioso que producen los servicios centrales en la red. 'Ver la abundancia de personal, la burocracia o la ineficiencia que arrastran en ocasiones estos departamentos produce desmoralización en la plantilla de las oficinas, que está sometida a una estricta cuenta de resultados', comenta un banquero con años de experiencia en estas lides.

Sin embargo, reconoce que adelgazar los servicios centrales no es una tarea fácil, 'porque existe una compleja red de relaciones humanas y derechos adquiridos, por lo que genera muchos conflictos', explica esta fuente. El BSCH reconoció que los servicios centrales serán su principal objetivo para este año.

Otra cuestión es qué hacer con el personal que sobra de los servicios centrales. Reconvertirlos en comerciales que trabajen en las oficinas no es una tarea fácil, porque se requiere una formación y unas condiciones personales que no tienen todos. Además, la tendencia actual es reducir el número de empleados por sucursal, 'por lo que puede ser difícil encontrar acomodo en las sucursales a estos excedentes de plantilla', comenta Alejandro Ruyra, analista de Morgan Stanley Dean Witter.

El Popular atajó este problema con prejubilaciones concentradas en los servicios centrales, y ahora la edad media de esta plantilla es de 41 años, una de las más bajas del sector.

Ruyra entiende que las inversiones en tecnología, así como la progresiva implantación de Internet, son otros factores que obligan a seguir buscando recortes de gastos. 'Los bancos no pueden dejar de invertir en informática para rejuvenecer sus equipos, a la vez que ven cómo la Red, a medida que es más utilizada por los clientes, les provoca reducción de márgenes y nuevos gastos', añade este analista. Si estas facturas no paran de crecer, el camino de las reducciones tiene que venir por otro lado.

Uno de los banqueros consultado destaca otra razón para reducir los costes. A su juicio, en mercados maduros como el español, 'contar con una buena eficiencia te permite realizar ofertas agresivas que no puede seguir la competencia. Es decir, proporciona músculo comercial'. Por eso, los analistas consideran que la pelea entre BSCH y BBVA, los dos grandes que controlan casi el 40% del mercado, por reducir costes acabará contagiando a todo el sector.

En principio afectará a los más cercanos, los bancos medianos como Bankinter y Sabadell. Los analistas destacan la buena posición que tuvo Bankinter, con una eficiencia del 47,5% hace un año, que empeoró después hasta el 55,6% por los gastos ocasionados por Internet. Para el Sabadell ésta es una de sus asignaturas pendientes, ya que tiene el objetivo de situar el ratio en el 50% frente al 54,5% actual.

Para las cajas también es importante esta cuestión. La ralentización del negocio acabará afectándoles en un momento delicado para ellas, ya que han realizado fuertes inversiones en la expansión de su red por toda España. Prueba de este esfuerzo inversor es que la mitad de las cajas ha registrado caídas en el margen de explotación en 2000.

Sin embargo, los analistas creen que estas entidades se lo toman con calma 'porque no tienen accionistas a los que remunerar y no están presionadas por la cotización en Bolsa ni por alcanzar una alta rentabilidad', comenta Pertejo. Juegan en otra Liga.

Banesto, un experto en recortes

Banesto se ha convertido en el paradigma del recorte de costes en la banca española. En 1994, cuando llegó Alfredo Sáenz, la eficiencia era del 105,8%. Es decir, Banesto gastaba más que todo lo que ingresaba. Ha cerrado el ejercicio de 2000 con un ratio de 55,42%, aunque Ángel Corcóstegui, vicepresidente y consejero delegado, ha puesto a Banesto el objetivo de que la mejore hasta el 50% para 2001. En 1994, los gastos generales ascendían a 50.000 millones; tras muchas negociaciones con proveedores, racionalización de edificios, etc., la entidad presidida por Sáenz gasta 31.000 millones anuales, un 38% menos. Hace siete años tenía 17.000 empleados, hoy funciona con sólo 11.600. Sáenz atacó desde el principio los servicios centrales: cuando llegó tenían 2.400 personas, con una edad media de 51 años. Hoy su plantilla es de 1.200, con una edad media de 40 años.

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