La escasa inversión en investigación dispara el déficit tecnológico de España un 21%

El pago de 'royalties' se ha duplicado en siete años y sólo el 0,5% de las patentes europeas es español

La balanza de pagos del Banco de España, foto de las transacciones de la economía española con el resto del mundo, demuestra la creciente dependencia tecnológica del país y enciende la innovación como farolillo rojo de las empresas españolas a la hora de competir en un mundo globalizado.

La última balanza de royalties disponible, que contabiliza el flujo de pagos y cobros por derechos de explotación de patentes, marcas, modelos e inventos, refleja que sólo el 18,8% de los pagos (285.400 millones de pesetas) quedan cubiertos por los ingresos (53.700 millones).
...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La balanza de pagos del Banco de España, foto de las transacciones de la economía española con el resto del mundo, demuestra la creciente dependencia tecnológica del país y enciende la innovación como farolillo rojo de las empresas españolas a la hora de competir en un mundo globalizado.

La última balanza de royalties disponible, que contabiliza el flujo de pagos y cobros por derechos de explotación de patentes, marcas, modelos e inventos, refleja que sólo el 18,8% de los pagos (285.400 millones de pesetas) quedan cubiertos por los ingresos (53.700 millones).

El Banco de España advierte en un informe de las dificultades para elaborar una serie estadística histórica sobre el déficit tecnológico del país por las diferentes metodologías utilizadas en las últimas dos décadas. Sólo a partir de 1993, cuando se introdujo el último cambio metodológico, pueden compararse los datos. A partir de la la materialización del libre movimento de capitales, únicamente se tienen en cuenta los ingresos y pagos por royalties, Investigación y Desarrollo (I+D) y servicios de asistencia técnica. Se excluyen los derechos derivados de la distribución de películas y obras audiovisuales.

En 1993, los pagos al exterior por transferencia de tecnología fueron de 136.000 millones de pesetas, mientras que los ingresos ascendieron a 32.600 millones. Así, la relación entre ambas partidas fue del 24%.

Dependencia

El resultado que arrojan las cifras demuestra que el termómetro de la dependencia tecnológica ha subido cinco puntos, o, lo que es lo mismo, un 21%, a pesar del salto positivo en la relación entre pagos y cobros que tuvo lugar de 1998 a 1999.

'La dependencia es un problema crónico de España, pero la carrera de la innovación, liderada claramente por Estados Unidos, no hace más que agudizarlo', concluye el economista del Banco de España Alonso Ojeda. Por la importación directa de tecnología, no se pagan royalties. Sí los pagan las empresas españolas que fabrican productos clasificables como tecnológicos y usan patentes de fuera, así como las compañías extranjeras que desembarcan en España y utilizan la patente de su matriz.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es uno de los organismos que no esconde el grave problema de la transferencia tecnológica en España. 'No es que no tengamos patentes propias. Pero el nivel tecnológico de los mercados es también cada vez mayor. Hay que correr y hace falta un mayor arropamiento de la Administración, así como mayor capacidad para correr riesgos por parte de las empresas', subrayan fuentes del departamento de Transferencia de Tecnología del CSIC.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), los gastos en innovación en el conjunto de la industria (784.513 millones de pesetas) representan únicamente un 1,6% de su cifra global de negocios. Aún así, esta media queda distorsionada por lo elevado de la proporción en el caso del sector aeroespacial (el porcentaje se eleva a un 24%) y, en menor medida, de sectores como la electrónica y las telecomunicaciones (más de un 5%).

El problema lo arrastra Europa entera, pero dentro del contexto comunitario, España tampoco sale bien parada, como lo demuestran las estadísticas de la Comisión Europea.

Del total de patentes que utilizan los Quince, más de la mitad (un 54,6%) tiene un origen no comunitario. Este porcentaje no ha variado prácticamente desde 1993 (54,7%). De las patentes no europeas, un 18,26% provienen del Japón y un 27,27%, de Estados Unidos. Sin embargo, sólo tiene su origen en Europa el 16,01% de las patentes utilizadas en EE UU, el campeón de los países captadores de royalties, ya que ingresa cuatro veces más que lo que paga.

Pero lo grave del caso español queda reflejado al poner la lupa sobre la demanda de patentes europeas, cuyo valor, según los últimos datos de la Oficina Estadística de la Unión Europea, correspondientes a 1999, se eleva a 44.766 millones de euros (3.904 millones de euros menos que en 1998).

En el pastel de las patentes europeas, Alemania se lleva la palma, con un 19,54%. Francia, el Reino Unido e Italia la siguen, con porcentajes de entre el 7,3% y el 3,7%. España no se encuentra ni siquiera en una discreta posición media, sino en la cola, con una cuota del 0,5% del total, sólo por delante de Grecia y Portugal, y también de Luxemburgo. Otro dato revelador del escaso peso de la tecnología española es el 0,15% de patentes españolas que se explotan en Estados Unidos.

Preocupación

La preocupación de la UE se refleja en la reciente propuesta presentada por el comisario Philippe Busquin. El Ejecutivo de Bruselas ha puesto sobre la mesa un presupuesto para investigación de 16.475 millones de euros (2,7 billones de pesetas) para el periodo 2002-2006, cerca de un 10% más que en el plan presupuestario en vigor.

Pese a que la UE ha incrementado un 14% sus gastos en I+D, el esfuerzo se desvanece al poner el dato en relación al producto interior bruto (PIB) comunitario: entre 1993 y 1997, el peso de la investigación descenció del 1,98% al 1,90% del PIB, pese a los países que los dos países que más tiran del carro (Suecia y Finlandia) se incorporaron a la Unión en 1995.

Las universidades ingresan 41.000 millones

El cambio de mentalidad es una necesidad constante en el discurso sobre el problema que formulan las universidades, que se han convertido en el primer recurso tecnológico del país. Según el balance de actuación de la Red de Oficinas para la Transferencia de los Resultados de la Investigación de las Universidades Españolas (Red OTRI), que se creó hace dos años para potenciar el papel de las universidades españolas en el proceso de innovación, estas instituciones han gestionado 98.000 millones de pesetas en los últimos tres años, periodo que les ha supuesto unos ingresos por contratos (25.000 en total) firmados con diferentes empresas de 41.000 millones de pesetas. "Tenemos muchos buenos investigadores, pero pese al esfuerzo de las universidades españolas, la actividad de investigación no se convierte lo suficente en estrategia empresarial. Y aunque las empresas corran, el mundo corre aún más deprisa que éstas", valora en este sentido Toni Marí, vicerrector de Investigación de la Universidad Politécnica de Barcelona (UPC).

Archivado En