El fiscal pide 17 años para un acusado de matar a martillazos a su madre

Vitoria tendrá que volver a recordar otro de los crímenes que la conmocionaron hace dos años y que han sido inicialmente resueltos. En esta ocasión se trata de un sangriento parricidio en el que un hombre de 39 años mató a martillazos y estrangulándola a su madre, de 69, con la que convivía en un piso del barrio de San Martín. El fiscal pide ahora para Jesús R. Verástegui una pena de 17 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía, al que aplica la agravante de parentesco. La defensa considera que el detenido no era consciente de lo que hacía y demanda su libre absolución aplicando ...

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Vitoria tendrá que volver a recordar otro de los crímenes que la conmocionaron hace dos años y que han sido inicialmente resueltos. En esta ocasión se trata de un sangriento parricidio en el que un hombre de 39 años mató a martillazos y estrangulándola a su madre, de 69, con la que convivía en un piso del barrio de San Martín. El fiscal pide ahora para Jesús R. Verástegui una pena de 17 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía, al que aplica la agravante de parentesco. La defensa considera que el detenido no era consciente de lo que hacía y demanda su libre absolución aplicando la eximente de enajenación mental.

El suceso ocurrió a las dos de la madrugada del 15 de abril de 1999 en el seno de una conocida familia de Vitoria. El acusado, quien se hallaba en paro y no había trabajado nunca, según su propia confesión, convivía con la anciana, que recibía una pensión que apenas le servía para cubrir el alquiler de su vivienda. Verástegui, según su propia declaración, esperó de madrugada a que su madre se quedase dormida delante del televisor; entonces le asestó siete martillazos en la cabeza. Los espasmos de la víctima y la profusión de sangre le llevaron a estrangular a la mujer con el cinturón de un albornoz. El acusado utilizó luego esa misma cinta para acabar con la vida de su perro, que había comenzado a ladrar ante el incidente.

El inculpado se cambió de ropa y acudió a la comisaría de la Ertzaintza de Lakua. Los agentes se quedaron sorprendidos al comprobar que un hombre de buen aspecto se presentaba ante ellos y confesaba con toda frialdad que acababa de matar a su madre y que no estaba loco.

Los agentes acudieron inmediatamente a la vivienda señalada y ratificaron que en medio de un charco de sangre y tumbado en el sofá se hallaba el cuerpo sin vida de Ángela Sacristán, junto al cadáver de un cocker spaniel estrangulado.

Problemas económicos

El fiscal considera que existen datos para atribuir al detenido un asesinato con la atenuante de arrepentimiento espontáneo y la agravante de parentesco, mientras que la acusación particular que defiende los intereses de los hermanos del procesado demanda también 20 millones de pesetas en concepto de responsabilidad civil.

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Jesús R. Verástegui ha permanecido durante todo este tiempo recluido en la cárcel de Nanclares de la Oca, aunque ha sido tratado por los servicios psiquiátricos de la prisión y ha salido en varias ocasiones para ser atendido en el hospital. En su declaración inicial ante la policía aseguró que cometió el crimen para evitar padecimientos a su madre ante los problemas económicos que se les avecinaban.

El juicio, que se seguirá por el procedimiento de tribunal de jurado, se desarrollará en los próximos meses después de que la Audiencia Provincial de Vitoria se haga cargo de la causa y señale fecha.

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