Columna

500 anys

El pasado viernes celebramos en el viejo e histórico edificio del carrer de la Nau el 500 aniversario de la Butla Pontifícia con la que nuestro paisano, el Papa Alexandre VI, daba paso a la fundación de la Universitat de València. Fue un acto académico, como había de ser. Un acto digno pero con algunas connotaciones pintorescas.Tampoco podemos pedirle peras al olmo. Somos lo que somos, y en estas cosas de nuestra historia cultural que deberían reflejar la identidad de nuestra trayectoria como pueblo, ya se sabe que andamos a golpes de visceralidad a la hora de asumirlas por unos y por otros, p...

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El pasado viernes celebramos en el viejo e histórico edificio del carrer de la Nau el 500 aniversario de la Butla Pontifícia con la que nuestro paisano, el Papa Alexandre VI, daba paso a la fundación de la Universitat de València. Fue un acto académico, como había de ser. Un acto digno pero con algunas connotaciones pintorescas.Tampoco podemos pedirle peras al olmo. Somos lo que somos, y en estas cosas de nuestra historia cultural que deberían reflejar la identidad de nuestra trayectoria como pueblo, ya se sabe que andamos a golpes de visceralidad a la hora de asumirlas por unos y por otros, por tirios y troyanos. De aquí las consecuencias que se han derivado. Hay que decir, antes que nada, que el acto se celebró dentro del protocolo que es tradicional en nuestra Universitat y la solemnidad que correspondía.Personalmente he de decir que salí satisfecho del mismo y felicité al rector Pedro Ruiz por la organización, no sólo del acto del viernes en el Paraninfo sino por todos los actos que la Universitat ha venido celebrando a lo largo de los útimos meses conmemorando los 500 años de la fundación de nuestra alma mater.

Sucede, sin embargo, que finalizado el feliz acontecimiento ha llegado la hora de hablar de las 'ausencias y de las reticencias'. La Universitat no ha podido por menos de expresar 'su profunfo malestar' por la ausencia, por ejemplo, del señor Arzobispo. Ciertamente, resulta paradójico que la máxima autoriadad eclesiática no acudiese a la celebración del 500 aniversario de la fundación de una institución decretada por el Papa de Roma. Posiblemente tendría el prelado monseñor Garcia-Gasco otras ocupaciones o compromisos de mayor enjundia. Y envió en representación suya, al deán de la catedral de Valencia, Ramón Arnau. Por mi parte, y como asistente al acto, tengo que decir, con sinceridad, que eso salimos ganando. El señor deán, hablando en la lengua del Papa Alexandre VI -es decir, en nuestra lengua- nos ilustró con su ameno discurso que aprovechó para pedirle al rector Pedro Ruiz, la instauración de la Cátedra de Teología en la Universitat, cátedra que sí existía al ser fundada en el siglo XVI. También utilizando la lengua del Papa Alexandre VI, el profesor de Historia de la Iglesia, Miquel Navarro, pronunció el discurso principal del acto que versó sobre Alexandre VI Borja i València. La secretaria general de la Universitat, Rosa Moliner, por su parte, nos ilustro acerca de los orígenes y circunstancias en que nació la institución.También en la lengua del Papa Borja.

Por cierto, que también asistieron al acto el señor Zaplana, presidente de la Generalitat, como es sabido, y la señora alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. ¡Que Dios se lo pague! Los dos tuvieron sendas intervenciones. No en la lengua del Papa valenciano sino en la del Cid, por poner una referencia histórica. Pero esto ya no es noticia. Sin embargo, el presidente Zaplana tuvo una intervención en la que le instó a la Universitat a compromoterse 'con la libertad, la justicia y la verdad'. Sabio consejo. Es éste un compromiso al que, como de todos es sabido, el presidente Zaplana no ha dejado de ser fiel desde el primer momento en que accedió a su cargo. Tengo la seguridad de que el equipo rector de nuestra Universitat que preside Pedro Ruiz, no echara en saco roto tan provechoso consejo de tan ilustre gobernante.

fburguera@inves.es

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