OPINIÓN DEL LECTOR

La pérdida del Azul

La desaparición del Cine Azul es una verdadera catástrofe para Vitoria. Uno de esos desastres además muy sintomáticos. Quizás no han echado una miradita a la cartelera de cine de hoy mismo: tenemos en la ciudad 21 salas en las que se proyectan 29 películas. Qué gran variedad, ¿no? ¡Por aquí! Repase la cartelera y verá dónde se van las halagüeñas estadísticas de películas y la plétora de salas.

Y en medio de todo esto había nacido el nuevo proyecto del Cine Azul. Y que nadie se engañe: las obras que nos traían no eran nada de exotiquísimas obras de arte y ensayo ultravanguardistas r...

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La desaparición del Cine Azul es una verdadera catástrofe para Vitoria. Uno de esos desastres además muy sintomáticos. Quizás no han echado una miradita a la cartelera de cine de hoy mismo: tenemos en la ciudad 21 salas en las que se proyectan 29 películas. Qué gran variedad, ¿no? ¡Por aquí! Repase la cartelera y verá dónde se van las halagüeñas estadísticas de películas y la plétora de salas.

Y en medio de todo esto había nacido el nuevo proyecto del Cine Azul. Y que nadie se engañe: las obras que nos traían no eran nada de exotiquísimas obras de arte y ensayo ultravanguardistas realizadas para cuatro raros y para consumo interno de la élite de los profesionales del cine. Ni eran tampoco las pobres películas que no acertaban a despertar el interés crematístico de las distribuidoras. Al contrario. Se trataba siempre de películas que habían pasado por festivales, algunas premiadas y galardonadas o con críticas favorables. Películas, simplemente películas. Nada del otro mundo, aunque le hayan convencido a la ciudad casi de lo contrario. Algunas tenían además muchísima gracia y eran muy penetrantes, como West Beirut, La Ducha, Das Boot, Doktor Akagi, Bailando en la oscuridad, Papa Luna, La espalda del mundo...

Hago aquí una llamada a las instituciones financieras de la ciudad para que presten su mecenazgo y su ayuda desinteresada al sostenimiento de esta algo filantrópica empresa del Azul mientras se va haciendo rentable y se va creando (porque seis meses no ha sido suficiente) la costumbre y el interés de la ciudad por el cine de verdad como un arte que a la vez nos devuelve la inteligencia y el amor a la vida que nos quitan por otros medios. Nuestra ciudad no debería permitir la desaparición de este Cine Azul.

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