Un estudio contra el tópico

El 53% de las 125.000 gitanas que viven en Andalucía tiene su primer hijo antes de los 18 años

La mortalidad entre las mujeres gitanas, a diferencia de lo que ocurre entre la comunidad paya, supera la de los varones debido, entre otros factores, a su alta tasa de natalidad, que comienza a edades tempranas: el 53% afronta su primer embarazo durante la adolescencia (entre 15 y 18 años). Ésta es una de las observaciones incluidas en el estudio Mujeres Gitanas, elaborado por un equipo de investigadores de la Universidad de Granada, dirigido por el antropólogo Juan F. Gamella, sobre l...

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El 53% de las 125.000 gitanas que viven en Andalucía tiene su primer hijo antes de los 18 años

La mortalidad entre las mujeres gitanas, a diferencia de lo que ocurre entre la comunidad paya, supera la de los varones debido, entre otros factores, a su alta tasa de natalidad, que comienza a edades tempranas: el 53% afronta su primer embarazo durante la adolescencia (entre 15 y 18 años). Ésta es una de las observaciones incluidas en el estudio Mujeres Gitanas, elaborado por un equipo de investigadores de la Universidad de Granada, dirigido por el antropólogo Juan F. Gamella, sobre la situación de las gitanas que viven en Andalucía, donde residen algunas de las concentraciones de gitanos más altas del mundo. Aunque el trabajo no incluye datos sobre la tasa de mortalidad por géneros -no existen datos censales que reflejen la pertenencia a una etnia-, hay algunos indicadores que lo avalan, como el hecho de que las mujeres gitanas son minoritarias en la región: alrededor de 125.000 frente a 175.000 varones. Gamella añadió que han apreciado esta tendencia en varios lugares de Andalucía y que la razón de la mayor mortalidad femenina obedece a las dificultades de vida -las mujeres son un pilar básico en el sostenimiento económico de la familia- y a la sucesión de partos.

Gamella explicó ayer que, a pesar de tratarse de la minoría étnica más numerosa de la comunidad -son 300.000-, apenas hay investigaciones serias sobre ella: "Es un grupo mal estudiado del que se cree que se sabe todo porque predomina el tópico". La publicacion, financiada por la Consejería de Asuntos Sociales, deja patente la "subordinación" de la mujer, cuyo control se considera un eje fundamental en la pervivencia del universo gitano como grupo distinto: "Las mujeres gitanas son el elemento central de los medios de producción y reproducción gitanos, así como del placer y la satisfacción sexual de los varones, un elemento demasiado descuidado en el estudio del parentesco".

El antropólogo sostiene que, para una etnia caracterizada por su movilidad, la posesión patrimonial no constituye un elemento de importancia: "La diferencia está en el matrimonio, que es el corazón que reproduce la cultura gitana". El estudio, elaborado durante cuatro años en una treintena de municipios andaluces, incluye un trabajo de reconstrucción genealógica, que abarca a unos 6.000 gitanos andaluces. En el transcurso de la investigación, Gamella ha apreciado ciertos signos de "rebeldía muy leales" entre las gitanas, visibles en aspectos como el control de la natalidad. Sin embargo, el estudio destaca la pervivencia de valores, que consagran el sometimiento de la mujer como la exigencia de la virginidad -que sale de la esfera privada para convertirse en un ritual público-, como elementos "decisivos" de la cultura gitana de hoy. "La demostración de la virginidad de la novia es elemento central del casamiento gitano y tiene una parte de celebración y confirmación pública", recoge el texto.

Una práctica aceptada y bendecida por las propias mujeres que, en numerosas ocasiones, son las encargadas de verificar la virginidad de la novia: "Sorprende que los guardianes de la honra, los que más averiguan, vigilan y controlan a la nueva mujer que entra en la casa no sean sus maridos, sino sus suegras y, en menor medida, sus cuñadas". Una práctica, además, que se subraya como un elemento "diferencial", que permite reafirmar la identidad gitana.

Durante la presentación del informe, Gamella indicó que se está produciendo un "choque" entre modelos y una "polarización" dentro de la comunidad gitana. "Tiene que haber un cambio cultural, pero ellos tienen que protagonizarlo", dijo. El antropólogo destacó la heterogeneidad que ha hallado durante su investigación: "Nos hemos encontrado desde hombres gitanos que fregaban los platos a otros hogares donde comían primero con sus hermanos y las mujeres comían al final".

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El consejero de Asuntos Sociales, Isaías Pérez Saldaña, hizo hincapié en la importancia de "erradicar aspectos culturales, como el machismo, y visualizar otros como la solidaridad familiar". A su juicio, corresponde a las mujeres gitanas "hacer la revolución". La educación en los niveles superiores y el asociacionismo femenino constituyen dos de las herramientas que pueden contribuir a este cambio, según el consejero. Pérez Saldaña, además, explicó que se ha comprometido con la Federación de Asociaciones Romaníes de Andalucía (FARA) a incluir un representante en las comisiones de tutela para que, cuando se retire a un menor gitano, se dé prioridad a las familias gitanas para las acogidas o adopciones.

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