ELECCIONES 2000

Bush confía en que los jueces conservadores del Supremo le den la llave de la Casa Blanca

Más de un mes después de las elecciones, hoy es el día del juicio final en Washington. Los nueve jueces de Supremo escucharán a los abogados de Al Gore y George Bush durante 90 minutos antes de determinar a cuál de los dos le dan la victoria en esta interminable carrera judicial. Si gana Bush, las elecciones habrán terminado; si gana Gore, aún deberá esperar al recuento y superar después una batalla política que puede ser insalvable. Bush es favorito porque la mayoría de los jueces del Supremo son conservadores y nombrados por los gobiernos en los que su padre era presidente o vicepresidente....

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Más de un mes después de las elecciones, hoy es el día del juicio final en Washington. Los nueve jueces de Supremo escucharán a los abogados de Al Gore y George Bush durante 90 minutos antes de determinar a cuál de los dos le dan la victoria en esta interminable carrera judicial. Si gana Bush, las elecciones habrán terminado; si gana Gore, aún deberá esperar al recuento y superar después una batalla política que puede ser insalvable. Bush es favorito porque la mayoría de los jueces del Supremo son conservadores y nombrados por los gobiernos en los que su padre era presidente o vicepresidente.

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La orden de suspensión cautelar de los recuentos manuales se emitió con la opinión en contra de cuatro de los nueve jueces del Tribunal Supremo de EE UU, los cuatro más liberales. Los otros cinco, que en buena medida deben al padre de Bush su presencia en el tribunal, unieron sus firmas en contra de la sentencia del Supremo de Florida que había permitido esos recuentos. El Supremo de Florida también ordenó los recuentos en una decisión muy ajustada (4 jueces contra 3).Los magistrados del Supremo de Washington se han inclinado por una postura judicial acorde con su credo político; por eso Bush tiene grandes posibilidades de triunfar amparado por la mayoría conservadora que controla esta institución. De los nueve jueces del Supremo, siete de ellos fueron nombrados por Reagan o Bush, es decir, por los gobiernos en los que el padre del demandante era presidente o vicepresidente del país.

La batalla electoral también ha roto el equilibrio ideológico del Supremo y, según el senador demócrata Bob Kerrey, "ha dañado su credibilidad". Como decía ayer el New York Times: "Los jueces han demostrado que están como el resto del país, divididos por la mitad en dos grupos hostiles".

Lo que hoy se debate ante el más alto tribunal del país es, en último término, la legitimidad de la victoria. ¿Es justo conseguirla, como pretende Al Gore, gracias a un recuento manual sólo de los votos irregulares, aquellos que fueron rechazados por las máquinas de recuento automático? ¿Es legítima una victoria de Bush cuando no se han contado votos en los que puede detectarse claramente la intención del votante, como establecen las leyes de Florida? Para los jueces conservadores, el recuento de votos "que son de dudosa legalidad amenaza con causar un daño irreparable al demandante (Bush) y al país, al poner una sombra de duda sobre la legitimidad de su elección". Para los magistrados liberales, es impedir que se complete el recuento manual, lo que "siembra de dudas la legitimidad de las elecciones". Cabe recordar que, diez minutos antes de la decisión del Supremo federal, el Tribunal de Apelaciones de Atlanta había rechazado (por ocho votos contra cuatro) otro recurso de Bush para frenar los recuentos manuales.

Durante 90 minutos, a partir de las cinco de la tarde (hora peninsular española), los abogados de Bush y Gore expondrán sus argumentos. Según David Boies, al frente del equipo legal de Gore, "si no se cuentan los votos, se acabaron los caminos", aunque no quiso llegar a decir si Gore anunciaría inmediatamente la derrota en caso de perder hoy ante el Supremo.

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Boies insistirá hoy en que existen 42.818 votos en Florida que todavía no se han contado; ése es el número de votos nulos, aunque en muchos de ellos -según los demócratas- es sencillo apreciar con certeza la intención de los votantes. Los letrados de Bush repetirán el guión que lee James Baker, portavoz del gobernador de Texas en Florida: "No se pueden recontar votos que no son legales".

Tras la vista, el Supremo podrá pronunciarse en cualquier momento, pero le piden la mayor premura ya que mañana es el último día para que el Legislativo de Florida certifique los resultados si no quiere perder sus votos electorales.

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