Trabajadores de Hitemasa aprueban la venta de suelo para salvar la crisis

Los trabajadores de Hitemasa, la empresa textil malagueña que surgió de la extinta Intelhorce, autorizaron ayer al Consejo de Administración a sacar a la venta los terrenos no fabriles de la industria, cuya recalificación aprobó el Ayuntamiento de Málaga en un pleno el día antes. Con esta operación se pretende obtener una inyección económica para la fábrica, que tras tres años y medio de andadura se encuentra en una difícil situación financiera, con deudas de casi 800 millones de pesetas, un stock sin salida de otros 1.000 millones y problemas para pagar la nómina de los 471 empleados, ...

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Los trabajadores de Hitemasa, la empresa textil malagueña que surgió de la extinta Intelhorce, autorizaron ayer al Consejo de Administración a sacar a la venta los terrenos no fabriles de la industria, cuya recalificación aprobó el Ayuntamiento de Málaga en un pleno el día antes. Con esta operación se pretende obtener una inyección económica para la fábrica, que tras tres años y medio de andadura se encuentra en una difícil situación financiera, con deudas de casi 800 millones de pesetas, un stock sin salida de otros 1.000 millones y problemas para pagar la nómina de los 471 empleados, a quienes se les adeuda la paga extra de julio y la nómina de octubre.El comité de empresa y los consejeros de los trabajadores no encontraron ayer un camino de rosas para lograr el visto bueno a esta salida a la crisis. La asamblea de Mateingu, (Malagueña Textil Industrial del Guadalhorce), sociedad instrumental de los trabajadores que controla el 51% de Hitemasa, apenas respaldó con un 61% la propuesta. Los contrarios a esta solución censuraron que es la peor salida posible, ya que la empresa se va a quedar con unos de sus principales activos: el suelo. Muchos trabajadores consideran los terrenos la única garantía que les queda, ante una quiebra de la fábrica, para recuperar el dinero que como accionistas han invertido para reflotar la empresa.

Los terrenos no fabriles son más de 100.000 metros cuadrados, a los que hay que incluir un edificio de oficinas de otros 15.000 y una nave. Este patrimonio está tasado en torno a 1.700 millones de pesetas y los trabajadores admiten que la oferta que tienen para venderlos en la actualidad apenas alcanza los 1.300, aunque confían en encontrar a otros interesados que pueda elevar esta cuantía.

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