Las empleadas del geriátrico de Reus confirman la denuncia de malos tratos

Después de 20 días de una vista oral que ha ido perdiendo fuelle, las declaraciones más esperadas eran las de Carmen Pastor e Isabel Julián, las dos trabajadoras del centro reusense Catalunya Llar que denunciaron presuntos malos tratos. Si bien se ratificaron en sus declaraciones, sus contradicciones y los interrogantes introducidos por los abogados de los propietarios, Glòria Pané y Josep Maria Mengual, la empleada Amèlia Castellnou y el médico Josep Gomis no hacen prever una sentencia clara.

Las dos empeadas estuvieron toda la jornada incomunicadas para evitar que hablaran entre sí. E...

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Después de 20 días de una vista oral que ha ido perdiendo fuelle, las declaraciones más esperadas eran las de Carmen Pastor e Isabel Julián, las dos trabajadoras del centro reusense Catalunya Llar que denunciaron presuntos malos tratos. Si bien se ratificaron en sus declaraciones, sus contradicciones y los interrogantes introducidos por los abogados de los propietarios, Glòria Pané y Josep Maria Mengual, la empleada Amèlia Castellnou y el médico Josep Gomis no hacen prever una sentencia clara.

Las dos empeadas estuvieron toda la jornada incomunicadas para evitar que hablaran entre sí. El pasado jueves se observó que el marido de Carmen Pastor estaba en la sala tomando notas. Si bien ella declaró con contundencia, el hecho de que no fuera testigo de primera mano de lo que decía restó credibilidad a sus palabras. Pastor negó que la mayoría de los ancianos se encontraran en estado terminal. Aseguró que estaban sobremedicados, pero exculpó al doctor Gomis: los sedantes se daban aparte por orden de Mengual y no se hacía constar su administración. La empleada, que trabajó en la residencia de junio a noviembre de 1994, recordó que los medicamentos eran los sedantes Dormodor y Haloperidol, y que el propietario insistía mucho en que se les administraran.

Mengual, dijo Pastor, decidía la administración de los sedantes el día de ingreso de los residentes. Asimismo aseguró que éstos decaían al poco de ingresar y que empezó a sospechar sobre la sobremedicación cuando decidió retirar los fármacos a uno de los ancianos, Pere Coll, "que se recuperó, podía andar y bajar y subir la escalera, y antes no". La ex empleada aseguró que Castellnou le había asegurado que en una ocasión hizo desaparecer las hormigas que se habían introducido en una olla con restos de comida del día anterior "disolviéndolas con el turmix".

Isabel Julián fue más directa. Amèlia Castellnou, dijo, era la autora de pescozones, tortazos y empujones a los residentes, y en algún caso, a la hora de la comida, "había llegado a hacer sangrar a alguno por la boca". Glòria Pané los trataba a gritos y los insultaba, y Mengual ordenaba la sobremedicación de muchos de los ancianos, a los que ataban a la cama o la silla con cualquier cosa y encerraban en las habitaciones con llave.

Josep Lluis Sellart
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