Editorial:

Lléveselo, Mr. Blair

Al primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, que llega mañana a Madrid, hay que recordarle un problema que va camino de cumplir tres siglos (Gibraltar), pero también otro bien reciente que también gira en torno a la trasnochada colonia británica y que preocupa seriamente a la opinión pública española y parece que también al Gobierno: la falta de información verificable en torno al Tireless, el submarino nuclear averiado que permanece atracado desde el 19 de mayo en Gibraltar.El Gobierno español ha pasado de considerar que no había fundamento para la inquietud de los vecinos de la zon...

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Al primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, que llega mañana a Madrid, hay que recordarle un problema que va camino de cumplir tres siglos (Gibraltar), pero también otro bien reciente que también gira en torno a la trasnochada colonia británica y que preocupa seriamente a la opinión pública española y parece que también al Gobierno: la falta de información verificable en torno al Tireless, el submarino nuclear averiado que permanece atracado desde el 19 de mayo en Gibraltar.El Gobierno español ha pasado de considerar que no había fundamento para la inquietud de los vecinos de la zona a compartir sus temores, según se deduce de la carta enviada por el ministro de Asuntos Exteriores a su colega británico. La afirmación de que no hay riesgo se anula a sí misma cuando se reconoce al mismo tiempo que se carece de información. Y eso es lo que dice Piqué a Cook: que la noticia de que no se trata de una avería singular, sino de un fallo que afecta a toda una serie de submarinos, es "inquietante" y convierte en "insuficiente" la información facilitada hasta el momento.

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La mayor duda es si las autoridades británicas saben realmente lo que le pasa al Tireless. Si lo conocen, es penoso que no se lo hayan comunicado a su aliado español. Pero aún es más inquietante la hipótesis de que lo desconozcan. La niebla que rodea todo lo relativo a submarinos nucleares aumenta la desconfianza. Que los británicos hayan decidido anclar las 12 unidades de diseño similar al Tireless, y retirarlas del servicio por un tiempo indeterminado, ha supuesto la paralización de la reparación ya iniciada.

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La situación revela, como ahora reconoce Piqué, que la existencia de una base militar en la colonia conlleva riesgos potenciales para España, sin que exista el marco específico de toma de decisiones en el que se tomen en consideración los intereses españoles. De momento, el Gobierno británico deberá precisar si la reparación puede proseguir en Gibraltar sin riesgos y cuál es el plazo para ello. Para asegurar que no se esconde información, la parte española debería ver garantizado su acceso a todos los datos, con la presencia física de técnicos españoles en el submarino y en los equipos de reparación, algo que no debe plantear suspicacias insuperables entre dos aliados militares. En todo caso, el Gobierno de Blair debe demostrar que es mayor el riesgo de transportar el buque hasta un puerto británico. Y si no es así, que se lo lleve.

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