Vila-seca inicia la desurbanización de la Pineda, su fachada marítima

La localidad de Vila-seca (Tarragonès) se ha convertido en el primer municipio que trata de recuperar su paisaje, destruido por el boom de la construcción que trajo consigo la llegada del turismo masivo y que el litoral catalán ha padecido desde los años cincuenta. De forma simbólica, el consistorio procedió ayer a derribar el restaurante Sant Just, situado en primera línea de mar, en la Pineda, como parte de un proyecto que pretende dignificar el paisaje de la fachada marítima de la población.

Según explicó ayer el alcalde de la población, Josep Poblet (CiU), el plan parcial que se apl...

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La localidad de Vila-seca (Tarragonès) se ha convertido en el primer municipio que trata de recuperar su paisaje, destruido por el boom de la construcción que trajo consigo la llegada del turismo masivo y que el litoral catalán ha padecido desde los años cincuenta. De forma simbólica, el consistorio procedió ayer a derribar el restaurante Sant Just, situado en primera línea de mar, en la Pineda, como parte de un proyecto que pretende dignificar el paisaje de la fachada marítima de la población.

Paseo marítimo

Según explicó ayer el alcalde de la población, Josep Poblet (CiU), el plan parcial que se aplicará en la zona costera de Vila-seca, conocida como la Pineda, supone una inversión de 1.712 millones de pesetas y permitirá en el futuro que los habitantes y turistas del municipio gocen de zonas verdes y bosques, algo muy distinto de los bloques de pisos y comercios a los que están acostumbrados.Del total de la de la inversión, una tercera parte se destinará a la restauración del paisaje y la reintroducción de los árboles que dan nombre al lugar, y el resto a la expropiación de los edificios levantados en las 13 hectáreas del área que incluye el plan parcial. Tras la demolición del restaurante Sant Just, en la zona conocida como el Parruquet, que inició su actividad en los años sesenta, se prevé derribar un minigolf y dos galerías comerciales, cuya actividad está asegurada hasta el año 2002. La zona quedará totalmente liberada de edificaciones en el 2003 y, según aseguró el alcalde de Vila-seca con el verbo poético que le caracteriza, se pretende "que el viento vuelva a correr entre los árboles como hace 30 años".

Entre los objetivos del consistorio, una vez que las edificaciones se hayan derribado, además de la regeneración de la pineda que da nombre a la zona, figuran la recuperación de plantas y árboles autóctonos, y la dignificación de la fachada marítima. En total, el proyecto supone una intervención en 13 hectáreas, y según destacó el alcalde, "es la primera operación de desurbanización en el litoral catalán" y supondrá liberar de edificios la fachada marítima. Los 2,4 kilómetros de paseo marítimo se verán inundados, según el ambicioso plan municipal, por zonas verdes y parques públicos, algo diametralmente opuesto a lo que es la Pineda y una gran parte del litoral turístico catalán a raíz del descontrol urbanístico de los años cincuenta y sesenta. Vila-seca se convierte así en la primera población del litoral catalán que enmienda los grandes errores urbanísticos cometidos en la costa del Mediterráneo, una cuestión que ahora el resto de los municipios se están replanteando. De hecho, la población de Mont-roig del Camp, que posee diversos edificios de gran altura construidos junto a la playa, decidió hace unos meses la suspensión de las licencias de construcción en esta zona para preservar una serie de calas que son su principal atractivo turístico.

Josep Lluis Sellart
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