El IEC termina la reforma de su sede de la Casa de Convalescència dos años después de su inicio

Cumpliendo los plazos, aunque con un ligero incremento de la inversión presupuestada, los responsables del Institut d'Estudis Catalans (IEC) inauguraron ayer las obras de restauración y rehabilitación de su sede de la Casa de Convalescència. Las obras, dirigidas por el arquitecto Àngel Valdés, han durado dos años y han costado unos 1.000 millones de pesetas, cuando se estimaba que costarían 865. La prioridad de Valdés ha sido dotar el inmueble, que data del siglo XVII, de las comodidades de un edificio actual respetando el aspecto y la ordenación originales.

Las obras de la Casa de Conv...

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Cumpliendo los plazos, aunque con un ligero incremento de la inversión presupuestada, los responsables del Institut d'Estudis Catalans (IEC) inauguraron ayer las obras de restauración y rehabilitación de su sede de la Casa de Convalescència. Las obras, dirigidas por el arquitecto Àngel Valdés, han durado dos años y han costado unos 1.000 millones de pesetas, cuando se estimaba que costarían 865. La prioridad de Valdés ha sido dotar el inmueble, que data del siglo XVII, de las comodidades de un edificio actual respetando el aspecto y la ordenación originales.

Las obras de la Casa de Convalescència, un edificio situado en la calle del Carme de Barcelona y cuya historia se remonta a los años veinte del siglo XVII, han sido laboriosas. De los 1.000 millones de pesetas que han costado, 300 los ha puesto la Generalitat y otros 300 el Ministerio de Fomento. El Ayuntamiento, propietario del edificio, ha aportado unos 125 millones de pesetas. El resto de los fondos proceden de patrocinadores privados, entre los que destaca la Fundación Caja Madrid, que ha aportado 83 millones de pesetas. El edificio, que en su origen era el lugar de convalecencia de los enfermos del vecino hospital de la Santa Creu, está incrito en el catálogo de bienes de interés cultural y albergó el IEC, en una primera etapa, desde 1931 hasta 1939. En 1977, año en que la institución pudo volver a la sede, la Diputación acometió una primera restauración que devolvió al edificio el aspecto que tenía en los años treinta. A pesar de ello, los trabajadores y socios tuvieron que convivir con humedades, carcoma y demás incomodidades derivadas de una circulación caótica y unas instalaciones eléctricas desfasadas. Así, antes de proceder a la restauración, se ha tenido que poner freno a la degradación de la estructura, causada fundamentalmente por la humedad.

En segundo lugar, el proyecto ha tenido en cuenta la distribución original del edificio para racionalizar la utilización de los espacios. A juicio de Àngel Valdés, "las instalaciones de la casa habían tenido un crecimiento caótico" y ahora se ha tratado de poner fin al desbarajuste. En la planta baja se han instalado diversas salas y la administración. En la primera se encuentran el salón de actos y la presidencia. En la segunda, los despachos de las secciones.

Asimismo, el jardín que lleva el nombre de la escritora catalana Mercè Rodoreda ha sido impermeabilizado y sus jardineras han vuelto a su disposición original, según un proyecto de acondicionamiento diseñado por Manuel Ribas Piera. Siguiendo las indicaciones de la también fallecida escritora Maria Àngels Anglada, se ha llenado de plantas y flores que se citan en la obra de Rodoreda o que ésta tenía en su casa de Romanyà de la Selva. El jardín había sido alterado por la construcción del puente sobre la calle de Egipcíaques que une el IEC con el Centro Superior de Investigaciones Científicas. El informe de los arquitectos propone suprimir este paso, que ahora se encuentra fuera de servicio, porque "no tiene ninguna función ni relación compositiva ni estilística con el edificio". En total, los arquitectos han intervenido en más de 5.000 metros cuadrados, 3.000 de los cuales son útiles.

En el especto estético, Valdés y el arquitecto técnico, Ramon Reventós, han sido absolutamente fieles al aspecto orginal del edificio, que se caracteriza por la piedra y la cerámica verde y blanca que recorre las paredes del claustro en todos sus niveles y las escaleras interiores. Las baldosas han sido restauradas después de arrancarlas de la pared, puesto que la base en que se sustentaban carecía de estabilidad. A pesar de la restauración, se han tenido que renovar en un 50%. También las gárgolas del claustro, que habían perdido su forma original, han sido restauradas. Y el patio cuenta con nueva iluminación, con el objetivo de que resalte la plasticidad de los arcos.

Para el presidente del IEC, Manuel Castellet, la culminación de las obras significa poner fin a un periodo de incomodidades. "Éste no era un edificio preparado para trabajar y había que arreglarlo". La reforma ha ido acompañada de la adquisición, por 100 millones de pesetas, de unos locales de cerca de 1.000 metros cuadrados situados en la confluencia de las calles del Carme y Maria Aurèlia Capmany, en los que se han instalado las sociedades filiales. Asimismo, los responsables del IEC han iniciado la constitución de un fondo de arte compuesto por obra de artistas catalanes procedente de donaciones. En el fondo se encuentran piezas de Joan Brossa, Modest Cuixart, Josep Guinovart, Albert Ràfols-Casamada, Joaquim Sunyer y Joaquim Torres-Garcia, entre otros.

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