Dos teorías sobre la salvación

El cardenal Ratzinger no deja lugar a dudas. Ésa es la conclusión que produce la lectura del documento Dominus Iesus. En ocho ocasiones, el cardenal, después de grandes disquisiciones teológicas y un aporte apabullante de citas, termina sus argumentos afirmando que lo dicho anteriormente "debe ser firmemente creído como verdad de fe católica" (las cursivas son del original). La discusión entre el cardenal encargado de velar por la doctrina católica y los 73 teólogos que le refutaron ayer alcanza cotas de altura doctrinal en torno a la verdad (y si alguna Iglesia la posee a...

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El cardenal Ratzinger no deja lugar a dudas. Ésa es la conclusión que produce la lectura del documento Dominus Iesus. En ocho ocasiones, el cardenal, después de grandes disquisiciones teológicas y un aporte apabullante de citas, termina sus argumentos afirmando que lo dicho anteriormente "debe ser firmemente creído como verdad de fe católica" (las cursivas son del original). La discusión entre el cardenal encargado de velar por la doctrina católica y los 73 teólogos que le refutaron ayer alcanza cotas de altura doctrinal en torno a la verdad (y si alguna Iglesia la posee absolutamente), y la salvación, asunto este último sobre el que el Papa ya rebajó expectativas hace un año al revisar la en otro tiempo apocalíptica versión eclesial sobre el cielo, el infierno o el purgatorio.

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"Ante todo, debe ser firmemente creído que la Iglesia peregrinante es necesaria para la salvación", escribe Ratzinger. El cardenal concede que la idea de la "unicidad salvífica" no se contrapone "a la voluntad salvadora universal de Dios", pero los teólogos le replican que "esa manera exclusivista de tratar la categoría de salvación ha irritado, creemos con razón, a no pocas personas creyentes de las grandes tradiciones religiosas de la humanidad".

Sobre la verdad

"Algunas expresiones de la Declaración Dominus Iesus nos parecen, cuando menos, discutibles desde el punto de vista doctrinal y ciertamente ofensivas para las personas creyentes de otras religiones", escriben también los teólogos. Se refieren, de manera directa, a la afirmación de Ratzinger sobre que "a las oraciones y ritos no cristianos no se les puede atribuir un origen divino ni una eficacia salvadora ex opere operato, que es propia de los sacramentos cristianos". O cuando dice, textualmente, que "los no cristianos objetivamente se hallan en una situación gravemente deficitaria si se compara con la de aquellos que, en la Iglesia, tienen la plenitud de los medios salvadores".Otro asunto es la verdad religiosa. Ratzinger no tiene dudas, y quiere que los demás tampoco. Según él, la única Iglesia verdadera es la católica, que tiene 2000 años de existencia. Proclama, por tanto, que "debe ser firmemente creída como verdad de fe católica la unicidad de la Iglesia". "Así como hay un solo Cristo, uno solo es su cuerpo y una sola es su Esposa: una sola Iglesia católica y apostólica". "La salvación se encuentra en la verdad", concluye.

Al respecto, los teólogos, "críticamente", le preguntan: "¿Sólo es posible la salvación cuando la verdad es conocida y poseída? ¿No asegura la salvación la búsqueda de la verdad". "Creemos que hubiera sido más acertado que la Declaración llamara a seguir los dictámenes de la propia conciencia y a la coherencia entre la vida y las creencias, aunque no sean cristianas, en relación con la salvación", concluyen.

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