Entrevista:LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO: Iñaki Anasagasti - Portavoz parlamentario del PNV

"Mayor Oreja nos prepara una encerrona con mala fe"

El portavoz parlamentario del PNV, Iñaki Anasagasti, afirma que el 90% del partido comparte su posición contra el Pacto de Lizarra y que la gente del País Vasco está harta de la chulería de EH. Anasagasti asegura que el presidente de su partido, Xabier Arzalluz, comparte sus opiniones y que él practica una crítica leal al presidente del PNV. Anasagasti está convencido de que Arzalluz no va a echar por la borda lo conseguido en 20 años de Estatuto y nacionalismo democrático, y afirma que EH no arrastrará al PNV a un furgón que no lleva a ninguna parte. Califica la convocatoria del ministro del ...

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El portavoz parlamentario del PNV, Iñaki Anasagasti, afirma que el 90% del partido comparte su posición contra el Pacto de Lizarra y que la gente del País Vasco está harta de la chulería de EH. Anasagasti asegura que el presidente de su partido, Xabier Arzalluz, comparte sus opiniones y que él practica una crítica leal al presidente del PNV. Anasagasti está convencido de que Arzalluz no va a echar por la borda lo conseguido en 20 años de Estatuto y nacionalismo democrático, y afirma que EH no arrastrará al PNV a un furgón que no lleva a ninguna parte. Califica la convocatoria del ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, de "encerrona" de mala fe, y asegura que, si les pide sumisión, las cosas irán por mal camino.Pregunta. No quisiera parecerle pesimista, señor Anasagasti, pero cada vez que oigo a Xabier Arzalluz me pregunto si no será usted quien está políticamente muerto y no el Pacto de Lizarra como usted ha reconocido.

Respuesta. Eh... Le recuerdo que ha sido Xabier Arzalluz el que ha dicho que ETA le ha puesto una bomba lapa al Pacto de Lizarra. ¿Se puede decir algo más claro que lo que ha dicho Arzalluz? Yo pienso que, así como el Pacto de Ajuria Enea es una buena historia, porque fue un punto de unión en un momento importante, y el Plan Ardanza es el antecedente inmediato del Pacto de Lizarra, ahora es necesario que el lehendakari abra otras vías de entendimiento. No, no puedo compartir su diagnóstico sobre mí, porque usted sabe muy bien que lo que yo dije de ETA en mi artículo lo llevo diciendo desde hace muchísimo tiempo. Yo no he cambiado. Hace tiempo que vengo denunciando la actuación de ETA y la de Herri Batasuna. ¡Pero también la actuación del PP! ¡La ofensiva y el discurso retador de Aznar!

P. Pero es la primera vez que alguien le dice a Arzalluz esto tan incómodo de que el Rey va desnudo.

R. Pues, aunque no se lo crea, el artículo de Deia ya lo tenía escrito cuando se hizo la manifestación de Zumaia, y se lo adelanté a Xabier Arzalluz durante ese acto. Le dije que estábamos ante una situación terrible, insostenible y que pensaba que con esta gente de HB no había ya nada que hacer y que yo iba a estar muy duro con ellos en mi artículo del domingo. Él comparte en el fondo mi forma de pensar, y en el funeral de [José María] Korta me dijo cosas terribles contra Herri Batasuna. Realmente, Arzalluz estaba muy conmocionado por todo lo que estaba ocurriendo. Y, bueno, cuando yo le conté lo que iba a escribir no me dijo en ningún momento "no lo hagas". Él no hace esas cosas. Yo y mucha gente del PNV tenemos una relación de amistad con Arzalluz. Ya les gustaría a los del PP poder tener la misma relación con Aznar, y no el miedo que le tienen. Discrepo en muchas cosas de Xabier Arzalluz y se las digo a la cara. Y él me las acepta o no me las acepta, pero te da la facilidad de poder decirle lo que piensas.

P. Pero no puede negar que, después de su demoledor artículo contra el Pacto de Lizarra, aquel "mantenella y no enmendalla" de los "principios" por parte de Arzalluz fue un jarro de agua fría, ¿no?

R. Bueno... La verdad es que en mi artículo también defendía que los principios de Lizarra fueron en su momento principios democráticos que parten de la idea, que yo comparto, lógicamente, de que el conflicto vasco es un conflicto histórico de naturaleza política, que es lo que Aznar no quiere reconocer. Pero la cuestión está en que a Lizarra lo han convertido en un fetiche que se utiliza contra el PNV, y yo creo que un partido político responsable tiene que tener un sexto sentido para darse cuenta de que ante una ofensiva tan fuerte -sobre todo partiendo de la realidad de que quien mata Lizarra es ETA y Herri Batasuna- no queda otra salida que admitir sin rodeos esa realidad. Le puedo asegurar que yo no me sentí desautorizado, y además yo sabía que Arzalluz no podía desautorizarme, porque de esto he hablado con él cantidad de veces. Arzalluz lo único que me dijo de reparo fue: "¡Jo! ¡Mira que salir tú así en la víspera de la reunión del EBB [máximo órgano de dirección del PNV]!". Y yo le respondí: "Oye, que la oportunidad no la he puesto yo, sino ETA matando gente".

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P. No sé por qué, pero intuyo que debe de resultar muy difícil ser abiertamente crítico, como lo es usted, dentro del PNV.

R. Es difícil ser crítico en el PNV, pero no solamente en el PNV, sino en cualquier otro partido político. Hemos interiorizado una cultura democrática un tanto perversa en la cual yo puedo discrepar, pero inmediatamente te colocan una etiqueta, se empieza a preguntar "¿éste qué busca?", te conviertes en el enemigo personal de no sé quien, no te saludan. Los partidos políticos son muy férreos y, bueno, se practica la "democracia naval", en la que, como dijo Arzalluz, "donde hay patrón no manda marinero". Pero la verdad es que yo tampoco veo a la gente del PSOE criticando a Rodríguez Zapatero, ni a la del PP criticando a Aznar, y además lo cierto es que la gente no vota a partidos que tengan crisis de autoridad.

P. Me pregunto si no será aquel trauma de la escisión de 1986, la de Garaikoetxea, de la que todavía no se han repuesto, lo que les ha vacunado contra la autocrítica, contra la disidencia...

R. ¡Sin duda que todavía no nos hemos repuesto! Aquella división dejó tantas cicatrices... Por eso a nuestra gente le horroriza la discrepancia entre dirigentes a los que aprecian, a los que consideran un referente, y sobre todo si esas discrepancias se producen en público y mucho más en una sociedad mediática como es la nuestra. Todo esto hace que la gente mida mucho sus palabras. Y en las asambleas... a la gente no le gusta crearse problemas. Eso resulta fácil de entender, ¿no?

P. ¡Facilísimo! Por eso tengo curiosidad por saber si se siente usted incómodo en ese papel de Pepito Grillo que ha asumido, de ser la voz de la conciencia de...

R. ¡De Pepito Grillo, nada, nada en absoluto! En todo caso sería un papá Geppetto, que está viendo lo que puede pasar. Lo que pasa es que la gente de la calle de este país está tan harta de ETA... ¡Está tan harta de HB, de su chulería, de su forma de proceder! Y luego, en fin, le puedo asegurar que este partido, el PNV, es un partido que tiene sensibilidad, que tiene los radares bien puestos, que sabe bien donde está. Así que yo no me siento ni crítico, ni desautorizado, ni nada, sino todo lo contrario, me siento apoyado por muchísima gente que piensa como yo. Y no es que la gente del PNV, la gente nacionalista, esté en contra de tal o cual persona del partido; es que está hartísima de los manejos de HB hasta niveles insospechados. Es un sentimiento ambivalente, porque la inmensa mayoría del PNV está decepcionada del infantilismo político que ha demostrado HB y, al mismo tiempo, están convencidos de que o conseguimos que ese mundo participe algún día de una manera sensata o vamos a tener este problema por muchísimo tiempo. Pero, claro, ¡la capacidad que tienen de hacer daño es tan grande! Y, sobre todo, matan. Cuando matan a un vendedor de chucherías, de 29 años, con la mujer embarazada, ¡que encima hablen los HB de construcción nacional!

P. Es curioso que Arzalluz, cuando quiere despreciar o minimizar a la disidencia interna, se refiera a los Guevara, los Cuerda, los Arregi. Pero a usted no le menciona, ni a Atutxa, ni a Ardanza...

R. Es que Cuerda, por ejemplo, y esas personas a las que usted cita en primer lugar, no tienen ninguna representatividad en el partido, aunque a mí me gustaría que fueran a las asambleas y discutieran con los demás. Bueno, lo que pasa es que, si Xabier Arzalluz ve que vas de buena fe, no tienes ningún problema con él; pero, si vas con el colmillo retorcido, te puede meter una cornada que te puede dejar turulato. Pero él ya sabe que no tengo el colmillo retorcido, y mucho menos con él, que hay que distinguir muy bien donde está una actitud leal, aunque sea crítica, y otras que no lo son tanto.

P. Pero, aun así, usted tomó una decisión bien incómoda para Arzalluz rompiendo su disciplinado silencio de forma tan... explosiva. Me gustaría saber por qué lo hizo, usted que ha podido jugarse el protagonismo que le ha concedido Arzalluz en Madrid.

R. Bueno, yo, efectivamente, hice una reflexión previa, ¿no? Me pregunté a mí mismo: "¿Se puede hacer política sin principios?". Y llegué a la conclusión de que no. ¿Podemos pasar por todo? Yo creo que no. Yo, con HB, si hiciera un discurso lógico, si condenara la violencia, si trabajara por la paz, podría ir a cualquier sitio. Pero con violencia no voy con HB ni a la esquina, ni a comprar una caramelo. Y creo, estoy seguro, que lo que pienso de Lizarra y de HB lo piensa el 90% del PNV. No puedo tolerar ese discurso maniqueo y sucio de unir nacionalismo con violencia que se está acuñando en Madrid por toda la trompetería. Pero lo cierto es que lo que hace HB es una barbaridad, y, por eso, que a mí me pongan bajo sospecha de que soy gente dudosa y de que no tengo un discurso rotundo y claro contra la violencia es que me saca de quicio. Pero quisiera dejarle bien claro que no he pensado que me estaba jugando nada con Arzalluz, porque lo que he dicho es lo que piensa Arzalluz, se lo puedo asegurar. Hay que tener en cuenta que el presidente de una Ejecutiva, que tiene que velar por un pacto que se ha hecho con un partido político de forma pública, no se puede andar flagelando ahora.

P. Lo que piensa Arzalluz, o al menos es lo que dijo, es que usted estaba impresionado por el ataque que sufrió su madre por parte de los de la kale borroka.

R. Si quiere que le diga la verdad, lo de mi madre lo añadí cuando ya tenía el artículo escrito. Y lo hice porque personas como ella, que sufrieron la represión franquista y que ahora vuelven a sufrir con la violencia que genera HB, son el ejemplo más claro de hasta dónde ha llegado la sinrazón de esta gente. Quizás no debería haber puesto un ejemplo tan cercano y personal, pero yo sólo quiero expresar el rechazo que me produce la insensibilización de alguna gente que puede acabar pensando que la violencia de HB es una violencia de cifras muertas, que no se sabe bien a quién puede afectar. Lo que quise decir es, sencillamente, esto: que no podemos acostumbrarnos a la violencia. Y eso se lo he dicho muchas veces a Xabier Arzalluz, que a la violencia hay que combatirla primero con los principios y luego con un discurso muy claro y muy contundente. Yo le he dicho muchas veces a Xabier que tenemos que ser tan nacionalistas como condenadores de la violencia, que tenemos que condenar la violencia.

P. Me consta que usted le dice muchas cosas a Xabier Arzalluz. Pero parece que Arzalluz escucha mucho a Egibar, el valedor de EH, y bastante poco a usted.

R. Hum... no, no. Xabier Arzalluz tiene dos orejas, y con una me escucha a mí y con otra a Egibar. Nos escucha a los dos. Lo que pasa es que Egibar conoce bien EH, porque ha estado mucho tiempo en la exploración de ese mundo y quizás pueda tener elementos de juicio que yo desconozco, mientras que yo a Arzalluz le digo lo que pienso y lo que piensa mucha, mucha gente del PNV. Egibar es el portavoz del EBB, y eso es así. Pero también es cierto que el PNV tiene muchas voces: la secretaría del EBB, está Xabier Arzalluz, estoy yo...

P. Otegi considera a los terroristas compañeros y patriotas vascos. Y Egibar tiene una buena relación con Otegi.

R. Pues yo ni conozco a Otegi ni tengo el más mínimo interés en conocerle, ni a él ni a nadie de ese mundo, se lo aseguro. ¡Cada uno elige sus amistades!

P. Quisiera creer que lo que le pueda confesar a usted en privado Xabier Arzalluz es lo que le da pie para estar tan seguro de que el tiempo le va a dar la razón y que el PNV cambiará de rumbo.

R. Bueno, yo quiero que quede muy claro que se está siendo muy injusto con Arzalluz y que, de momento, lo que sí se ha demostrado es su capacidad de liderar un proyecto de un partido. Lo que no hará nunca es echar por la borda una apuesta política de 20 años, el nacionalismo democrático, que ha sido un éxito en los últimos 20 años, desde todos los puntos de vista. El Estatuto de Autonomía ha sido, entre otros muchos, su gran éxito político y de Europa, y la verdad es que a Euskadi no la conoce hoy ni la madre que la parió gracias al Estatuto. Es verdad que Arzalluz no es estatutista, pero también es verdad que es un político con los pies en el suelo, a pesar de que en Madrid se le ha fabricado una imagen como si fuera un monstruo. Yo creo que, a pesar de que ahora es imposible entenderse con esa gente de EH, con un Otegi que nos llama cipayos porque vamos a hablar con Mayor Oreja, Arzalluz, igual que el lehendakari, igual que los socialistas, piensa que algo habrá que seguir intentando para arreglar las cosas.

P. Pero, hoy por hoy, siguen cayendo los muertos y todos miran hacia el PNV, miran a Xabier Arzalluz, ¿sabe? Da la impresión de que estuviera esperando que venga el "nuevo PSOE" a sacarles las castañas del fuego, a evitarles el aislamiento, la derrota electoral...

R. Yo creo que la democracia es alternancia, aunque, si quiere mi impresión, le diré que es muy difícil que en este país se pueda hacer algo sin el PNV. Además, ¡yo no sé qué más quieren que hagamos para desmarcarnos de Lizarra! ¿Qué quieren, que nos vayamos a la Cibeles y quememos allí el texto? ¿Es que nosotros le vamos a exigir al PSOE o al PP que abjuren de sus errores? A ningún partido político se le puede pedir que lave sus... en público, hacer autocrítica en público. Porque eso, además de ser del género necio, sería un suicidio político.

P. Pero no haría falta un suicidio, porque Lizarra puede ser la tumba del PNV.

R. No, no creo que Lizarra vaya a ser la tumba del PNV, ya le he dicho, porque ha sido ETA la que le ha puesto a Lizarra una bomba lapa. Y lo único que se puede hacer con las bombas lapa es huir de ellas y se acabó, se acabó... Y por lo que respecta al nuevo PSOE, como usted dice, pues tanto Zapatero como Caldera saben del tema vasco lo que yo puedo saber de León o de Salamanca, es decir, nada, absolutamente nada... Yo espero que finalmente se decidan a no quedarse en un mero seguidismo de la estrategia de Aznar.

P. De momento los socialistas han cerrado filas con el PP con los últimos acuerdos pactados con el Ministerio del Interior. Me gustaría saber si usted va a ir a la reunión del lunes dispuesto a acatar la Constitución y el Estatuto como se les ha exigido.

R. Esa reunión es una encerrona de Mayor Oreja, hecha con la peor mala fe. Yo tengo la seguridad de que Mayor Oreja quiere convertir esa reunión del lunes en una horca claudina para el PNV, porque él ha pactado con los socialistas unas condiciones que no vienen a cuento y ha convertido una ronda de información en una ronda de sumisión. En cuanto a la Constitución y el Estatuto, yo le recordaré a Mayor Oreja que nosotros no votamos pero sí acatamos ya la Constitución, cosa que no pueden decir ni ellos ni el PSOE. Y le diré también que el PP, en su día, votó en contra del Estatuto. En cualquier caso, yo espero que compartan la tesis del lehendakari que apuesta por partir de la situación actual para llegar a otros ámbitos. Pero, si lo que se nos exige es un acatamiento formal, la sumisión que pretende el PP, la cosa va a ir por muy mal camino.

P. Me pregunto por qué caminos caminará el PNV si el tiempo no le da la razón a usted, señor Anasagasti, si continúan ustedes, al menos formalmente, unidos a la suerte de HB.

R. Yo soy optimista; creo que el PNV seguirá siendo la columna vertebral de la política vasca, de Euskadi, de la centralidad política y de la moderación. La gente sabe que lo que hemos hecho; aunque pueda ser un error, lo hemos hecho por lograr la paz. Pero, bueno, el PNV tiene también una historia de persecución y de clandestinidad a la que estuvimos acostumbrados en un tiempo.

P. No haga usted victimismo y piense si no será mejor salir de una vez de esta pesadilla, del túnel en el que se han metido.

R. ¡Claro, claro, por supuesto! Pero, por encima de todo, ¡es que a mí estos discursos de la construcción nacional de quienes lo destruyen todo me parecen una locura, una indecencia, algo para imbéciles! Todo eso es, simplemente, una trampa de gente que ha fracasado porque no apostó por la vía estatutaria y no quiere reconocer sus errores y quiere embarcarnos a nosotros en ese furgón que no va a ninguna parte. Pero no lo van a conseguir.

P. ¿Y si lo consiguen? Si el PNV pierde las elecciones por goleada, me pregunto si usted será de los que se acerquen a Xabier Arzalluz a decirle eso tan terrible de "Te lo dije, te lo advertí a tiempo".

R. ¡No, no! Yo soy mucho más leal a Arzalluz que lo que usted imagina para hacer eso. Además, él sabe lo que tiene que hacer, tiene un buen cuadro de la situación. Pero, en cualquier caso, le puedo asegurar que yo no sería de ésos.

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