Tribuna:COMPARECENCIA DE AZNAR ANTE EL NUEVO CURSO POLÍTICO

¿Unidad?

Embarcada ETA en la cadena de asesinatos más fáciles de cometer en su larga trayectoria criminal, sólo hemos llegado gracias al empujón de los cadáveres a vislumbrar la posibilidad de la unidad de los demócratas. Mientras la sucesión de declaraciones de condena ha ido creciendo en decibelios, existe la duda de si la tentación desesperanzada de la mayoría de los ciudadanos no habrá sido declarar insoluble, por puro cansancio, el problema terrorista. En un único punto existe coincidencia: en lamentar hasta la saciedad la incapacidad de las fuerzas políticas democráticas para actuar de forma unit...

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Embarcada ETA en la cadena de asesinatos más fáciles de cometer en su larga trayectoria criminal, sólo hemos llegado gracias al empujón de los cadáveres a vislumbrar la posibilidad de la unidad de los demócratas. Mientras la sucesión de declaraciones de condena ha ido creciendo en decibelios, existe la duda de si la tentación desesperanzada de la mayoría de los ciudadanos no habrá sido declarar insoluble, por puro cansancio, el problema terrorista. En un único punto existe coincidencia: en lamentar hasta la saciedad la incapacidad de las fuerzas políticas democráticas para actuar de forma unitaria.En la medida en que se puede esperar de ETA alguna coherencia, cabe pensar que esta espiral de muchos atentados y cada vez más fáciles proseguirá cuanto la organización pueda. Contra ello sólo cabe confiar en la acción policial y advertir de que, si las guerras carlistas duraron más de 40 años, no puede haber la seguridad de un plazo para concluir con ETA. Esto y la sensación de ausencia de liderazgo es lo que incrementa la necesidad de unidad. Y, por desgracia, en este terreno las esperanzas de un día parecen estar condenadas a ser desmentidas al siguiente.

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En comparecencias simultáneas -como si, aparte de no hablarse, quisieran evitar que les oyera quien escucha al otro- expresaron ayer sus puntos de vista Ibarretxe y Aznar. Había interés en oírles porque de la conversación de Mayor con los dirigentes socialistas había surgido la coincidencia en unos puntos que pueden producir la colaboración. ¿Cómo el PNV no va a "respetar" el Estatuto y la Constitución que le han permitido gobernar durante tanto tiempo? Pero de las ruedas de prensa simultáneas se deducen motivos para la decepción. El de ETA es hoy un problema policial; la unidad de los demócratas debe tener un tratamiento político. Como tal, exige tiempo -que ya ha transcurrido de sobra- y modos, en los que se dista mucho de acertar.

Ibarretxe juzga Lizarra un "intento honesto y legítimo"; no puede hacer otra cosa, pero es probable que lo fuera no sólo para los nacionalistas, sino para muchos más. Lo declara liquidado, pero no acaba de entenderse por qué hace lo propio con Ajuria Enea, pues las condiciones de entonces son idénticas a las de hoy. Parece tener esperanzas de que EH pueda evolucionar al atribuirle carencia de personalidad y ceguera y no complicidad, lo cual resulta más apropiado. No hay absolutamente ningún indicio de que nadie en este grupo político se vaya a despegar de lo que ha sido su comportamiento habitual. Por eso en el foro que quiere convocar el lehendakari da la sensación de pretender no tanto excluirlo como que él se excluya. Pero, si es eso lo que intenta, no lo está trasluciendo de manera clara. Ahora, desde el primer muerto, lo imprescindible es dejar claro que no se puede estar de ninguna manera en ningún proyecto, por legítimo que sea, con quienes no condenan taxativamente la violencia. Eso, por otro lado, permite reivindicar lo que se quiera sin necesidad de mantener en la UVI lo que ya hiede.

A Aznar no hay que hacerle mucho caso en sus declaraciones más campanudas, pero las de ayer fueron particularmente desafortunadas. Las hubiera hecho Iturgaiz o algún segunda fila de su partido y no causarían estropicio; dichas por él puede ser muy importante. Habría podido suscribir los principios enunciados por Mayor y los socialistas, aun con escepticismo sobre la actitud del PNV. Pero no le basta con considerar que éste permanece en el "cúmulo de despropósitos" y no ha roto con Lizarra, sino que añade que el nacionalismo ha arriado la bandera del Estatuto, procede por miedo, ha abandonado el campo de los demócratas y se merece perder unas elecciones. Argumentos todos ellos como para encauzar una unidad que declara imprescindible. Algún día, si por desgracia las cosas no van bien desde el punto de vista policial, se le reprochará ineficacia. Entonces habrá que estar con él, pues ésta no resulta fácil, pero ayer erró de forma grave y contra sus intereses a medio plazo. Mientras tanto, el PSOE hace equilibrios complicados sobre el abismo. Unos y otros le reprocharán "seguidismo", pero creo que, en esto y ahora, acierta.

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