Cartas al director

Telefónica, un 'voyeur' bajo las faldas

A los españoles nos mata la curiosidad. Imagínese si un buen día este arraigado afán se declarase derecho público. Así, su vecino podría taladrarle la pared del salón o su videocámara podría irrumpir a través de cualquier ventana indiscreta sin incurrir en delito.Pues bien, Telefónica ya se ha anticipado a este proyecto redentor de mirones de vestuarios públicos. Adivine: a Telefónica de España le asiste el derecho a parasitar en nuestros bolsillos y domicilios. Lo dice la Ley Orgánica de Protección de Datos: "Sus datos personales de contratación son titularidad de la empresa".

El artíf...

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A los españoles nos mata la curiosidad. Imagínese si un buen día este arraigado afán se declarase derecho público. Así, su vecino podría taladrarle la pared del salón o su videocámara podría irrumpir a través de cualquier ventana indiscreta sin incurrir en delito.Pues bien, Telefónica ya se ha anticipado a este proyecto redentor de mirones de vestuarios públicos. Adivine: a Telefónica de España le asiste el derecho a parasitar en nuestros bolsillos y domicilios. Lo dice la Ley Orgánica de Protección de Datos: "Sus datos personales de contratación son titularidad de la empresa".

El artífice de la ley parece divagar acerca de san Agustín y la triple entidad del Espíritu Santo. Eso explicaría cómo siendo uno, uno mismo, y siendo sus datos personales e intransferibles acaben perteneciendo al vecino de enfrente. Vamos, que ya ni nuestra identidad es anterior al derecho. Pertenecemos al "superser" que generosamente "solicita consentimiento para tratar (...) junto con los datos personales que usted nos ha facilitado, los (...) de facturación telefónica". Nuestro consentimiento lo presumen, y "si pasado un mes" no reciben nuestra negativa vía correo, continúan comerciando con nuestros datos, consumos y miserias.

Mal van las libertades individuales en este país si todavía tenemos que reivindicar el derecho a la titularidad de nuestros datos. Que alguien me explique a quién protege esta ley. ¿Dónde está el Gobierno para proteger los derechos individuales de los consumidores de la voracidad de este ente seudoprivado con evidente ánimo de lucro?- Amaia Olasagarre Pérez.

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