La guerrilla filipina se niega en el último momento a entregar a los rehenes

El Gobierno no acepta que la liberación se haga en grupos, como quiere Abu Sayyaf

Los mediadores que negocian la liberación del grupo de occidentales secuestrados por la guerrilla islámica Abu Sayyaf regresaron ayer con las manos vacías tras más de seis horas de conversaciones con los rebeldes en su refugio de la selva en la isla filipina de Joló. Tras unos días de intensas negociaciones y varios aplazamientos, la liberación, finalmente fijada para ayer, se frustró cuando parecía más cerca que nunca. El equipo de negociadores, que pretende continuar el diálogo, abandonó la isla de Joló para reunirse en Zamboanga con diplomáticos de los países de los que son originarios los ...

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Los mediadores que negocian la liberación del grupo de occidentales secuestrados por la guerrilla islámica Abu Sayyaf regresaron ayer con las manos vacías tras más de seis horas de conversaciones con los rebeldes en su refugio de la selva en la isla filipina de Joló. Tras unos días de intensas negociaciones y varios aplazamientos, la liberación, finalmente fijada para ayer, se frustró cuando parecía más cerca que nunca. El equipo de negociadores, que pretende continuar el diálogo, abandonó la isla de Joló para reunirse en Zamboanga con diplomáticos de los países de los que son originarios los rehenes y familiares que aguardaban esperanzados la liberación de los nueve turistas y tres periodistas retenidos. El ex embajador libio en Manila Rajab Azzarouq, que forma parte del equipo mediador, afirmó que los guerrilleros se negaron a entregar a todos los rehenes de una vez, aparentemente "por razones de seguridad", y pidieron renegociar el pacto para que la liberación se produjera por grupos. Los negociadores no aceptaron estas condiciones siguiendo las órdenes del presidente filipino, Joseph Estrada. "Era todo o nada", declaró Azzarouq.

Por su parte, Libia dio ayer un plazo de 48 horas al Gobierno filipino para completar las nuevas negociaciones.

El mediador libio se ha convertido en una pieza clave de estas gestiones, impulsadas por Trípoli para ganar crédito internacional, según diplomáticos occidentales.Éstos afirman incluso que Libia ha pagado 25 millones de dólares (4.500 millones de pesetas) por la liberación de los 12 rehenes.

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