LA OFENSIVA DE ETA

El atentado de Madrid causó destrozos en 55 viviendas y en una docena de comercios

Los 50 kilos de dinamita del coche bomba que explotaron el martes en la calle de las Platerías, 4, de Madrid, convirtieron la tranquila zona residencial en un área catastrófica. La onda expansiva destrozó 55 viviendas y alrededor de una docena de comercios repartidos en seis bloques y situados dentro de un radio de unos 150 metros. Los operarios municipales de Madrid retiraron 20 toneladas de escombros de la zona. El concejal de urbanismo del Ayuntamiento de la capital, Ignacio del Río, afirmó ayer que las tareas de reparación continuarán al menos durante los próximos 20 días.

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Los 50 kilos de dinamita del coche bomba que explotaron el martes en la calle de las Platerías, 4, de Madrid, convirtieron la tranquila zona residencial en un área catastrófica. La onda expansiva destrozó 55 viviendas y alrededor de una docena de comercios repartidos en seis bloques y situados dentro de un radio de unos 150 metros. Los operarios municipales de Madrid retiraron 20 toneladas de escombros de la zona. El concejal de urbanismo del Ayuntamiento de la capital, Ignacio del Río, afirmó ayer que las tareas de reparación continuarán al menos durante los próximos 20 días.

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Paredes apuntaladas

"Las ventanas han sido arrancadas de cuajo; todos los cristales de la casa, destrozados; las puertas de los armarios están desencajadas, el suelo está lleno de cristales,..." Íñigo, de 27 años, que trabaja en una pequeña editorial familiar en Madrid, aún no se había recuperado de la impresión al día siguiente del atentado. Su casa de toda la vida, el bajo izquierda de la calle de las Platerías, 4, había quedado destrozada por la explosión. "El coche bomba estaba aparcado justo en frente de las ventanas de mi casa, a apenas seis metros de la vivienda", afirmó. La de Íñigo es una de las 55 viviendas dañadas por la explosión.

Francisco Mellén, de 59 años, vecino del portal contiguo al del atentado, mostraba ayer dos pedazos de chatarra metálica de casi medio metro de uno de los coches afectados por la explosión. "Los he recogido de mi terraza, -a unos 30 metros del coche bomba-, entre los cristales rotos, los azulejos caídos,... No sé cómo hemos salido vivos de esto, ha sido horrible", afirmó.

Los técnicos del departamento de Control de la Edificación del Ayuntamiento de Madrid inspeccionaron cada una de las viviendas y locales afectados. "Si hay 50 casas afectadas, 49 han quedado arrasadas, con grietas en las paredes, ventanas y puertas desencajadas, lámparas arrancadas, cuadros desparramados por el suelo, fachadas dañadas...". La radiografía del aparejador municipal, Manuel Suso, era contundente: "Aún no hemos cuantificado el coste de los desperfectos pero sí sabemos que la estructura de los seis inmuebles afectados por la explosión no ha sufrido daños", añadió.

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El concejal de Urbanismo, Ignacio del Río, del Partido Popular, añadió que el consistorio comenzó ayer a reparar las 55 viviendas afectadas y afirmó que las tareas se prolongarán durante al menos 20 días.

Sin embargo, dos familias insistieron ayer en pasar la noche en sus casas. El Ayuntamiento las acondicionó provisionalmente para que se instalaran estos vecinos. El consistorio corre con los gastos de reparación de los desperfectos pero luego se los pasa al Consorcio de Seguros.

Los 70 operarios del servicio de limpieza municipal que han trabajado en la zona han sacado 20 toneladas de escombros de las viviendas afectadas.

Los bomberos saneaban desde primera hora de ayer los seis bloques dañados para garantizar la seguridad. Algunas paredes de los edificios han sido apuntaladas para evitar que se derrumben.Pedro García Larrechea, un vasco de 57 años, que emigró a Madrid hace 24 años por motivos laborales, y cuya vivienda también sufrió el martes desperfectos, calificó el atentado de "salvajada".

La explosión le sorprendió dentro del garaje montado en su automóvil, junto con su hija, de 24 años. Entre los locales dañados por la explosión hay ocho oficinas, una clínica dental, una peluquería, una papelería y una tienda de golosinas.

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