Manos Unidas recibe con abstenciones y dimisiones a su nueva presidenta

10 delegaciones abandonan la ONG católica

Las abstenciones (31) superaron a los votos (24) que eligieron ayer presidenta de Manos Unidas a Ana Álvarez de Lara, afín a la Conferencia Episcopal Española (CEE). Las presiones de los obispos hicieron dimitir el viernes a la anterior presidenta, Consuelo Lobo. Diez delegaciones -hay 71- dimitieron ayer: Alcalá de Henares, Burgos, Cádiz, Ceuta, Jerez de la Frontera, Madrid, Murcia, Pontevedra, San Sebastián, Valencia, a lo que hay que sumar la delegada de Santiago de Compostela. Acudieron 54 delegaciones y hubo otras 10 representadas. Ocho no asistieron. Dos votaron en blanco. Una nota de...

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Las abstenciones (31) superaron a los votos (24) que eligieron ayer presidenta de Manos Unidas a Ana Álvarez de Lara, afín a la Conferencia Episcopal Española (CEE). Las presiones de los obispos hicieron dimitir el viernes a la anterior presidenta, Consuelo Lobo. Diez delegaciones -hay 71- dimitieron ayer: Alcalá de Henares, Burgos, Cádiz, Ceuta, Jerez de la Frontera, Madrid, Murcia, Pontevedra, San Sebastián, Valencia, a lo que hay que sumar la delegada de Santiago de Compostela. Acudieron 54 delegaciones y hubo otras 10 representadas. Ocho no asistieron. Dos votaron en blanco. Una nota de la organización señaló que las abstenciones han sido "consecuencia de los continuos desacuerdos entre un sector mayoritario de Manos Unida y la CEE, ante el veto de la misma a las candidatas propuestas por la mayoría".

El veto hizo dimitir a Consuelo Lobo. La mayoría apoyaba a dos candidatas de Madrid, Marisol Garrido, secretaria del comité rector, y María Bazal, responsable de documentación. La Comisión Episcopal de Apostolado Seglar (CEAS) no dio el visto bueno a cinco candidatas, entre las que estaban ellas.

Ya el pasado 25 de mayo dimitieron tres vicepresidentas y el tesorero, tras no permitir la CEE que personal contratado desempeñase cargos de gestión, pese a que más de dos tercios de las delegadas y del comité rector lo veía necesario.

De momento, todos los responsables de servicio de la sede central han dimitido. "El rechazo de los obispos a las candidatas nos impide aguantar más", dice Ana Tomás, delegada de Murcia, que ayer presidió la asamblea. "Hasta aquí sabíamos lo que era Manos Unidas, su compromiso con el Tercer Mundo y con la sociedad española", dice María José Cristóbal, vicedelegada de Madrid y responsable de Recursos Humanos. "Los obispos no han respetado la igualdad constitucional de oportunidades".

La CEE quiere que Manos Unidas -que recauda 7.200 millones al año y cuenta con 4.500 voluntarios- sufrague proyectos pastorales, en detrimento del compromiso que caracterizaba la línea de la ONG. La nueva presidenta critica la excesiva "profesionalización" de Manos Unidas y define a la ONG como "asociación de fieles cristianos unidos por el único motivo del compromiso cristiano de ayuda a los países más desfavorecidos".

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