Reportaje:

Las 'tripas' de Barcelona

La ciudad tiene 1.500 kilómetros de red de alcantarillado y el 70% de las conducciones son visitables

Los kilómetros lineales del alcantarillado de Barcelona son los mismos que la distancia que separa a la capital catalana con Amsterdam: 1.500. Colectores, depósitos, compuertas, diques, aliviaderos, presas hinchables, pluviómetros, conforman una compleja red en el subsuelo de la ciudad. De su existencia habitualmente no se conoce apenas nada hasta que algo no funciona y los efectos son bien visibles. Por ejemplo, cuando la red de alcantarilas es incapaz de tragar las avenidas de agua de...

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La ciudad tiene 1.500 kilómetros de red de alcantarillado y el 70% de las conducciones son visitables

Los kilómetros lineales del alcantarillado de Barcelona son los mismos que la distancia que separa a la capital catalana con Amsterdam: 1.500. Colectores, depósitos, compuertas, diques, aliviaderos, presas hinchables, pluviómetros, conforman una compleja red en el subsuelo de la ciudad. De su existencia habitualmente no se conoce apenas nada hasta que algo no funciona y los efectos son bien visibles. Por ejemplo, cuando la red de alcantarilas es incapaz de tragar las avenidas de agua de las tormentas, sea por la intensidad de las precipitaciones o por algún fallo en el sistema.Episodios de ese tipo suelen ser relativamente frecuentes en Barcelona y uno de los más espectaculares fue el registrado en la plaza Cerdà, el pasado año. Era septiembre y el vial inferior de la Gran Via se convirtió en una piscina al aire libre dos veces con 15 días de diferencia.

Como París o Viena y otras viejas ciudades europeas, gran parte de la red de alcantarillado de Barcelona, casi el 70%, es visitable.

Y en determinados puntos de la ciudad, como el espigón de Bogatell, se podría describir el subsuelo como un enjambre de colectores que pueden abocar directamente al mar. "Que es lo que ocurre cuando no hay más remedio", explica Luis Gutiérrez, director de Clabsa, la empresa mixta que se constituyó en 1992 para la gestión del alcantarillado de Barcelona.

El cometido de Clabsa es la planificación, el control y la explotación técnica del drenaje urbano. Y los responsables de la empresa están convencidos de que el control del alcantarillado de Barcelona es uno de los más modernos de Europa. La sala de control de Clabsa, al menos, da esa impresión. Paneles de la ciudad reflejan constantemente el estado de los colectores, depósitos, pluviómetros y otros sistemas de medición de la concentración de agua.

Luces rojas y verdes y sensores facilitan información en tiempo real del nivel que alcanza el agua en los tres depósitos que funcionan en Barcelona. Desde esa sala se puede hacer lo mismo que, por ejemplo, desde un cuarto de máquinas situado junto al río Besòs a la altura del Potosí, en Santa Coloma: bajar o subir la compuerta del colector que desagua en el río Besòs. "De lo que se trata es de evitar el vertido directo en las cuencas de los ríos porque las aguas pluviales de una ciudad como la de Barcelona necesitan ser depuradas antes de llegar al mar. La polución ambiental y la suciedad hacen que el agua de lluvia alcance niveles de contaminación muy altos", apunta Gutiérrez.

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El problema se suele producir cuando la cantidad de agua que recogen las cuencas naturales -en Barcelona hay 31 además de otras 400 subcuencas -no puede ser asumida por el interceptor general que lleva las aguas tanto pluviales como residuales hasta la depuradora del Besòs. La especial orografía de Barcelona complica todavía más el panorama, ya que se pasa de puntos bastante elevados sobre el nivel del mar a otras zonas de la ciudad que están por debajo. Eso ocurre, por ejemplo, en la Rambla, donde existe una estación de bombeo.

En el periodo 1987-1995 se invirtieron 29.000 millones de pesetas en la red de alcantarillado. En los últimos cinco años, la inversión en las tripas de la ciudad ha sido de 7.000 millones de pesetas. La previsión de inversión para este mandato municipal es de 13.000 millones y otros 12.000 entre 2004 y 2007. Ésas han sido las cifras expuestas por el concejal Josep Ignasi Cuervo, responsable del área de Mantenimiento del Ayuntamiento de Barcelona.

El ritmo inversor no es suficiente, opina la oposición de CiU y PP en el consistorio que periódicamente echan en cara al equipo municipal el retraso de algunas de las obras de depósitos. Lo cierto es que pese al progesivo incremento de inversiones en ese tipo de infraestructuras, Barcelona sigue teniendo numerosos puntos críticos de riesgo de inundación: hasta 23.

La capacidad conjunta de los tres depósitos que funcionan en la ciudad -los de Zona Universitaria, Bori i Fontestà y Escola Industrial- es de 273.000 metros cúbicos de agua. Y su misión es doble: evitar el vertido de aguas pluviales contaminadas y el riesgo de inundaciones. "La capacidad de los tres juntos representa la mitad de lo que se podrá alcanzar cuando ya estén construidos los restantes siete depósitos planificados hasta 2007", explica el máximo responsable de Clabsa. Gutiérrez conoce palmo a palmo la red del alcantarillado y del conjunto de las instalaciones. Cuenta que es bastante frecuente accionar el sistema de prealerta o directamente el cierre del parque fluvial del Besòs cuando se registran según qué intensidad de precipitaciones a más de 40 kilómetros de la desembocadura del río. Lo que puede ocurrir en esos casos es que el paseante del parque no dé crédito a los avisos de cierre por riesgo de subida del cauce ante un sol radiante.

La Barcelona del subsuelo también tiene sus sistemas de limpieza. Si hace décadas eran operarios de la antigua Focsa -la empresa que consiguió laprimera adjudicación allá por el año 1910- los que barrían las conducciones, cargaban carros tirados con caballos y despúes arrojaban los desperdicios al mar. Ahora esas mismas tareas se realizan con modernos y ecológicos camiones.

El último grito en limpieza de alcantarillas es un torpedo. Se trata de un artilugio que expulsa agua a una presión muy elevada. A continuación, un potente tubo aspirador se introduce en la alcantarilla y se lleva por delante todo lo que encuentra.

Carles Ribas

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