Tribuna:

Alto nivel

El reciente viaje de una nutrida delegación del Consell a Marruecos constituye sin duda un éxito desde el punto de vista institucional, sobre todo porque concluyó con la audiencia concedida por el Rey alahuita al presidente de la Generalitat valenciana, Eduardo Zaplana. Fue un brillante colofón para un apretado viaje cuya agenda incluyó entrevistas del presidente y de otros miembros del Consell con destacados integrantes del Gobierno marroquí. Sin embargo, ese éxito institucional -que, dicho sea de paso, se ha apuntado casi en exclusiva el presidente- será efímero, quedará reducido a un mero t...

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El reciente viaje de una nutrida delegación del Consell a Marruecos constituye sin duda un éxito desde el punto de vista institucional, sobre todo porque concluyó con la audiencia concedida por el Rey alahuita al presidente de la Generalitat valenciana, Eduardo Zaplana. Fue un brillante colofón para un apretado viaje cuya agenda incluyó entrevistas del presidente y de otros miembros del Consell con destacados integrantes del Gobierno marroquí. Sin embargo, ese éxito institucional -que, dicho sea de paso, se ha apuntado casi en exclusiva el presidente- será efímero, quedará reducido a un mero trofeo en forma de foto con el Rey, si no se traduce en hechos concretos, si los valencianos no perciben claramente los resultados del viaje. Y ahí es donde surgen las dudas. ¿Qué se ha conseguido realmente, además de la foto, con esta visita oficial a Marruecos? De momento, todo parece haberse limitado a un principio de acuerdo para la firma futura de un convenio de colaboración, de contenidos más que difusos, en torno a diversas cuestiones, centradas fundamentalmente en la inmigración y la formación de inmigrantes. Para ese viaje no se necesitaban tantas alforjas: las de un vicepresidente y nada menos que seis consejeros, aparte del presidente y otros altos cargos. Quizá para justificar tal desplazamiento -más de medio Gobierno valenciano-, el Consell se ha llenado la boca diciendo que se trataba de una visita "al más alto nivel". Fue como una especie de latiguillo. Lo lanzó la consejera portavoz y, en menos de 24 horas, el propio presidente lo utilizó profusamente -más de una docena de veces dijo lo de "alto nivel"- en los dos breves contactos que mantuvo con los representantes de los medios de comunicación valencianos desplazados a Marruecos. Se supone que lo del alto nivel se refería a los destacados miembros del Ejecutivo marroquí con los que se entrevistó la delegación valenciana. Aunque no está del todo claro, porque el presidente valenciano pecó de cierta inmodestia cuando quiso destacar la importancia de su audiencia con Mohammed VI: "No está bien que lo diga yo, pero es muy difícil ver al Rey". Sin embargo, lo dijo.

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