Los orangistas de Portadown prometen mantener la protesta hasta recuperar sus "derechos civiles"
La marcha orangista a la iglesia de Drumcree (Irlanda del Norte) se disolvió ayer, sin marcados incidentes, tras un acto de protesta colectivo frente a la barrera policial que impide el paso hasta el barrio católico de Garvaghy. Rodeado de símbolos orangistas, banderas del Ulster y con algunas pancartas de grupos paramilitares lealistas ondeando al aire, Harold Gracey, responsable de la logia de Portadown, prometió mantener viva la protesta "hasta que se restablezcan nuestras libertades civiles". La manifestación se extiende hoy a todo el territorio norirlandés.
Sólo un centenar de oran...
La marcha orangista a la iglesia de Drumcree (Irlanda del Norte) se disolvió ayer, sin marcados incidentes, tras un acto de protesta colectivo frente a la barrera policial que impide el paso hasta el barrio católico de Garvaghy. Rodeado de símbolos orangistas, banderas del Ulster y con algunas pancartas de grupos paramilitares lealistas ondeando al aire, Harold Gracey, responsable de la logia de Portadown, prometió mantener viva la protesta "hasta que se restablezcan nuestras libertades civiles". La manifestación se extiende hoy a todo el territorio norirlandés.
Sólo un centenar de orangistas seguían desafiando anoche el gran despliegue policial y militar, intentando atravesar la alambrada que les impide acceder al barrio católico. El Ejército les mantenía acorralados esta madrugada.Gracey invitó a la comunidad protestante a sumarse hoy a una manifestación "pacífica" que la logia de Portadown ha convocado en toda la región para reclamar el derecho a desfilar. "Hemos venido aquí juntos y seguiremos unidos hasta que se restauren nuestras libertades", dijo al grupo de unos 3.000 orangistas y simpatizantes protestantes, menos numerosos que en ediciones pasadas. La marcha de Portadown conmemora la victoria del rey protestante Guillermo III de Orange sobre el católico Jacobo II en 1690 y supone el punto culminante de la temporada de marchas en el Ulster.
Unidad es un lema de los orangistas que ayer dominó sobre el compromiso moral de promover la calma y el orden. "Yo no estoy en el negocio de condenar la violencia. Es legítimo convocar protestas", advirtió Gracey. Justificando su rechazo a condenar los excesos violentos de días atrás, Gracey habló sobre derechos recuperados a base de disturbios callejeros y recordó que el nacionalista irlandés John Hume sacó a la gente a la calle en los años sesenta y hoy, dijo, "es premio Nobel de la paz".
La audiencia se volcó con Gracey, que acto seguido pidió al primer ministro norirlandés, David Trimble, que reúna con urgencia la Asamblea autónoma de Belfast para debatir la situación de Drumcree. "La Comisión de Desfiles trabaja contra la Orden de Orange y ataca nuestra cultura", explicó Gracey en referencia al ente independiente sobre el que recae la decisión de permitir o exigir modificaciones en el recorrido de una marcha conflictiva.
El lema de una pancarta, "No al Gobierno con terroristas", explica el rechazo de los orangistas y sus seguidores al nuevo mapa institucional de Irlanda del Norte. Este sector minoritario de la comunidad protestante se niega a reconocer un órgano de gobierno que incluye a Martin McGuinness, del republicano Sinn Fein, entre sus ministros. De igual forma, la logia de Portadown rechaza negociar una solución al conflicto de Drumcree con la asociación de Vecinos de Garvaghy Road, porque está dirigida por Breandan Mac Cionnath, un nacionalista que cumplió pena de prisión por actos terroristas. Sin diálogo, la Comisión de Desfiles seguirá prohibiendo el paso de los orangistas.
"La situación de Drumcree es un símbolo claro de la división en Irlanda del Norte. Se ha trazado una línea en la arena a la espera de quién prevalecerá: los vecinos católicos o la hermandad protestante. Pero nadie gana y sólo recogemos perdedores", dijo Donald M. Payne, observador estadounidense.