JOSÉ FERNÁNDEZ LÓPEZ

El ZZ y el langostino congelado

Le gustaba presumir de su condición de gallego "por los cuatro costados"; pero de pocas cosas más. Y eso que, de verdad, José Fernández López tuvo, como empresario, muchos atributos de los que alardear. A él se debe la existencia de Zeltia, Transfesa, Antibióticos, Pescanova..., un ramillete de empresas que han alcanzado tamaño internacional y que son potencias en sus sectores.José Fernández López (nada de parentesco con Pepín Fernández, el fundador de Galerías Preciados) murió en 1986 a los 82 años. En 1939, recién acabada la guerra civil, aquel gallego de Sarria (Lugo), había iniciado...

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Le gustaba presumir de su condición de gallego "por los cuatro costados"; pero de pocas cosas más. Y eso que, de verdad, José Fernández López tuvo, como empresario, muchos atributos de los que alardear. A él se debe la existencia de Zeltia, Transfesa, Antibióticos, Pescanova..., un ramillete de empresas que han alcanzado tamaño internacional y que son potencias en sus sectores.José Fernández López (nada de parentesco con Pepín Fernández, el fundador de Galerías Preciados) murió en 1986 a los 82 años. En 1939, recién acabada la guerra civil, aquel gallego de Sarria (Lugo), había iniciado su carrera de emprendedor con la creación de Zeltia, un laboratorio que ahora, a final de siglo, le ha devuelto a la actualidad por los descubrimientos en la lucha contra el cáncer y su ascensión en Bolsa.

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Dicen que era un visionario. Comenzó en el negocio del ganado, como su padre, y regentó después varios mataderos. Precisamente, de las posibilidades de los extractos animales en aplicaciones médicas, nació la idea de Zeltia. Era un periodo de entreguerras (la de España y la Mundial) y escaseaban las medicinas. Desde aquella Zeltia, cuyo producto más conocido fue un insecticida, el ZZ, participaría en la constitución de Antibióticos -la del pelotazo de Conde años después- con otros laboratorios.

En 1943 irrumpió en otro mundo. Creó la compañía de transporte por ferrocarril Transfesa. El traslado de mercancías no era fácil y España contaba con una extensa red ferroviaria para aprovecharla. Un gran negocio. Se adelantó a todos.

Pasados los años, en 1960, nuevo acierto. Nacía Pescanova. La cuestión consistía en hacer grandes barcos conserveros y congelar el pescado recién capturado en alta mar. Llegarían los langostinos y los lomos de merluza congelados.

Y, entre tanto, nueva intuición. Fue el primero en cultivar kiwi en Europa. En Galicia, claro.

Que se conozca, no se dejó llevar por idearios políticos. Ni flirteos franquistas, ni lo contrario. Estudió para abogado; pero se dedicó a crear empresas, en las que metió a sus dos hermanos y a los sobrinos. Se casó pasados los 40 años y tuvo seis hijos. Le gustaba perderse por las librerías de viejo y por las galerías de arte para cultivar sus dos pasiones mundanas: los libros antiguos y la pintura. Dejó una buena colección. Su familia, como ocurre tantas veces, se dividió el patrimonio. Unos en Zeltia, otros en Transfesa; hijos, sobrinos...

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