Sanidad debe pagar 19 millones por la muerte de un hombre tres días después de pasar por un hospital

La Audiencia Nacional ha condenado al Ministerio de Sanidad a indemnizar con 19 millones de pesetas a la familia de Manuel Sánchez Rivera, que falleció en 1993, tres días después de ser atendido en el hospital de la Princesa con síntomas de infarto agudo de miocardio. La médica residente que le atendió, ante los resultados negativos de la analítica y el electrocardiograma, le envió a casa, prescribiéndole un Nolotil. El paciente aunaba los principales factores de riesgo de enfermedad coronaria, lo que no fue suficientemente tenido en cuenta, según el fallo judicial.La sentencia establece que s...

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La Audiencia Nacional ha condenado al Ministerio de Sanidad a indemnizar con 19 millones de pesetas a la familia de Manuel Sánchez Rivera, que falleció en 1993, tres días después de ser atendido en el hospital de la Princesa con síntomas de infarto agudo de miocardio. La médica residente que le atendió, ante los resultados negativos de la analítica y el electrocardiograma, le envió a casa, prescribiéndole un Nolotil. El paciente aunaba los principales factores de riesgo de enfermedad coronaria, lo que no fue suficientemente tenido en cuenta, según el fallo judicial.La sentencia establece que se indemnice con 17 millones a la esposa del fallecido y con un millón a cada una de sus dos hijas por daños morales. Las denunciantes pedían 30 millones. La sentencia concluye que con los antecedentes del paciente, y dado que los síntomas eran significativos, debería haber sido hospitalizado o al menos examinado por el cardiólogo de guardia. La Audiencia no afirma que esto hubiera salvado su vida, pero sí que existía esa posibilidad.

Dolor en el pecho

Manuel Sánchez tenía 59 años cuando el 6 de noviembre de 1993, a primera hora de la tarde, sintió un dolor en el pecho, acompañado de mareos. Su familia llamó al centro de salud de su municipio, San Fernando de Henares. Una médica se presentó a los pocos minutos en la casa, comprobó que le dolía el pecho y presentaba una sudoración intensa, dos de los síntomas del infarto, y prescribió su traslado inmediato al hospital de la Princesa, el centro de referencia de San Fernando.

En el volante, la médica indicó la probabilidad de que se tratase de un infarto de miocardio, según consta en el relato de los hechos que hace la sentencia, dictada por la Sección Cuarta de lo Contencioso-administrativo.

La residente de cuarto año que le atendió en la Princesa redactó su historial clínico: fumador de dos cajetillas diarias, antecedentes de hipertensión arterial, exceso de colesterol y exceso de azúcar en la sangre. Las cuatro circunstancias se indican como los principales factores de riesgo en, por ejemplo, manuales de prevención de las enfermedades coronarias dirigidos a ciudadanos de a pie. Éstos indican que el colesterol alto favorece las recaídas, o que la hipertensión, aunque sea ligera, aumenta el riesgo, y que estos factores han de tenerse en cuenta.

Según la sentencia, la residente le realizó un electrocardiograma y otras pruebas analíticas y, tras explicar a sus familiares que los resultados eran normales, envió a Manuel a casa. A la mañana siguiente, tras una mala noche, Manuel vomitó el vaso de leche del desayuno mezclado con sangre. Quince minutos después volvía a estar en la Princesa, donde el médico de guardia informó a la familia de que sufría un infarto grave. Falleció dos días después.

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