Los peritos no ven negligencia en el diseño de la balsa de Aznalcóllar

La investigación sobre la rotura de la balsa minera de Aznalcóllar se reanudará a finales de mes tras un parón de año y medio. La juez instructora, Celia Belhadj-Ben, retomará el proceso el próximo 26 de junio tras distribuir ayer entre la treintena de abogados personados las copias del informe pericial; un estudio que aclara las causas del desastre, pero deja en el aire las responsabilidades. Las cajas con las copias de los siete tomos del estudio elaborado por los catedráticos Eduardo Alonso y Antonio Gens llegaron a las 10.50 al Juzgado número 2 de Sanlúcar la Mayor (Sevilla), en un todoter...

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La investigación sobre la rotura de la balsa minera de Aznalcóllar se reanudará a finales de mes tras un parón de año y medio. La juez instructora, Celia Belhadj-Ben, retomará el proceso el próximo 26 de junio tras distribuir ayer entre la treintena de abogados personados las copias del informe pericial; un estudio que aclara las causas del desastre, pero deja en el aire las responsabilidades. Las cajas con las copias de los siete tomos del estudio elaborado por los catedráticos Eduardo Alonso y Antonio Gens llegaron a las 10.50 al Juzgado número 2 de Sanlúcar la Mayor (Sevilla), en un todoterreno de la Guardia Civil. Los peritos, en sus conclusiones (ver EL PAÍS del 8 de abril), señalan que los técnicos de Intecsa y Geocisa (filiales de Dragados y Construcciones) no tuvieron en cuenta ni la fragilidad de las arcillas (margas azules) sobre las que la balsa estaba aposentada ni la presión que transmitía el agua del subsuelo.

Esta tesis coincide con la defendida por los asesores de Boliden, la multinacional dueña de la mina. Sin embargo, aunque los peritos resaltan las lagunas en los proyectos de construcción (1977) y recrecimiento (1996), no consideran que se haya incurrido en algún tipo de negligencia profesional.

Gens y Alonso afirman que los cálculos empleados en el proyecto de construcción (1977) eran "razonables" entonces. Más aún, consideran "limitado" el estudio realizado por Geocisa para avalar el recrecimiento de la balsa minera (1996), pero creen "dudoso que un reconocimiento más extenso" modificará los parámetros que se usaron. El informe concluye que "la consideración de los fenómenos" que llevaron a la rotura de la balsa "excede de lo que corresponde a la práctica habitual".

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