Tribuna:

Bula

Las administraciones parecen tener diversas varas de medir a la hora de evaluar la actividad de los locales de ocio. Algunos de estos establecimientos, pese a disponer de todas las licencias en regla, sufren el acoso de las autoridades; existen también locales que son debidamente clausurados por carecer de los pertinentes permisos; en cambio, otros, que no cuentan con la preceptiva autorización, abren impunemente sus puertas. La actuación de las administraciones con respecto a estos locales parece caprichosa en ocasiones. Muchas veces se actúa como consecuencia de las denuncias de ciudadanos q...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Las administraciones parecen tener diversas varas de medir a la hora de evaluar la actividad de los locales de ocio. Algunos de estos establecimientos, pese a disponer de todas las licencias en regla, sufren el acoso de las autoridades; existen también locales que son debidamente clausurados por carecer de los pertinentes permisos; en cambio, otros, que no cuentan con la preceptiva autorización, abren impunemente sus puertas. La actuación de las administraciones con respecto a estos locales parece caprichosa en ocasiones. Muchas veces se actúa como consecuencia de las denuncias de ciudadanos que se consideran afectados por la actividad de estos establecimientos, pero en otros casos estas mismas protestas no sirven para nada, por más justificadas que estén. Dos locales de la playa de Meliana, que venían funcionando desde hace varias temporadas, han visto cómo este año les ha sido denegada la licencia. El Ayuntamiento de la localidad no ha encontrado "la manera de legalizar la situación de estos locales", según ha manifestado el alcalde, quien no ha aclarado qué ha cambiado este año para justificar la denegación de las licencias y que, en consecuencia, ha denunciado a ambos establecimientos. Nada que objetar: sin licencia, no pueden abrir. Aunque los locales no han sido cerrados aún, la autoridad ha cortado los accesos. Sin embargo, algunos parecen tener bula. Véase el caso de las dos discotecas que funcionan en el balneario de Las Arenas de Valencia. Carecen de licencia, a pesar de lo cual han abierto sus puertas las dos últimas semanas. El pasado jueves incluso se permitieron celebrar ruidosas fiestas de inauguración que se prolongaron hasta altas horas de la madrugada y que concluyeron con un monumental castillo de fuegos artificiales disparado cuando ya clareaba. Miles de vecinos de la zona sufrieron, impotentes, los efectos de esas ruidosas fiestas. De nada sirvieron las llamadas a la Policía Local, cuyos agentes acudieron a los locales para interponer las correspondientes denuncias. ¿Qué ha hecho el Ayuntamiento? Nada, que se sepa, de manera que ambas discotecas han continuado su actividad. ¿Está relacionada esa pasividad con la operación especulativa que se cierne en torno al balneario de Las Arenas?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En