Tribuna:NEGRITAS

Expectación

ESPERANZA PELÁEZVivimos tiempos inciertos; agitados, y la agitación invita a encontrar una barandilla desde donde vivir el temporal sin que a uno le salpiquen las olas. El nombramiento de la nueva consejera de Educación, Cándida Martínez, y su anuncio de crear una comisión parlamentaria para analizar el sistema universitario andaluz, ha removido el ánimo de algunos rectores. El primero en salir a la palestra fue el de la Universidad de Málaga, Antonio Díez de los Ríos, que manifestó que estaba "cauteloso y expectante" con la nueva consejera. Eso, que claramente no denota entusiasmo, no signif...

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ESPERANZA PELÁEZVivimos tiempos inciertos; agitados, y la agitación invita a encontrar una barandilla desde donde vivir el temporal sin que a uno le salpiquen las olas. El nombramiento de la nueva consejera de Educación, Cándida Martínez, y su anuncio de crear una comisión parlamentaria para analizar el sistema universitario andaluz, ha removido el ánimo de algunos rectores. El primero en salir a la palestra fue el de la Universidad de Málaga, Antonio Díez de los Ríos, que manifestó que estaba "cauteloso y expectante" con la nueva consejera. Eso, que claramente no denota entusiasmo, no significa tampoco estar en contra. Es estar ojo avizor.

Porque hablar demasiado puede ser perjudicial en estos casos. Que se lo digan a José Asenjo, vicesecretario del PSOE andaluz. Hace un comentario un poco más alto que otro acerca del reparto de poderes en la mayor parcela de poder que le queda a su partido, Andalucía, y desata un ciclón. De nada le valió matizar luego sus palabras y explicar el contexto en que fueron dichas. Se lió y se lió. A Díez de los Ríos no le ha pasado eso. Puede sentarse a verlas venir y emitir opiniones más tajantes dentro de unos meses.

El nuevo alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, es de los prudentes. Llegó al gobierno municipal como sustituto de Celia Villalobos y decidió que lo mejor era no meterse en líos. Hizo una tímida reestructuración del gobierno municipal, con tintes continuistas, y evitó responder a las críticas de los descontentos. Esperó a que pasara la tormenta y sólo después sacó la cabeza para entrar, también de puntillas, en una de las cuestiones más polémicas que le dejó en herencia la actual ministra de Sanidad: el futuro museístico del Palacio de la Aduana, actual sede de la Subdelegación del Gobierno.

Una de las últimas voluntades de Villalobos como alcaldesa fue ganarle el pulso a las 50 asociaciones que forman la plataforma que pide la Aduana para museo de Bellas Artes y presentar un proyecto para que el museo vaya al Convento de la Trinidad. A ella le iba la guerra, pero a De la Torre, mucho más moderado, le sobran ya los disgustos. Por eso, el sábado pasado dijo que "no descarta" que la Aduana sea alguna vez museo de Bellas Artes, pero que de momento seguirá adelante con La Trinidad. Eso sí que es prudencia. Por lo que pueda pasar.

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