Clos, en apuros por los retrasos y dificultades de los grandes proyectos de Barcelona

Barcelona quizá no vea en el 2004 cómo el tren de alta velocidad (AVE) atraviesa la ciudad para llegar a Francia, ni la gran estación proyectada en La Sagrera. Acaso no vea tampoco el desarrollo del Fòrum de las Culturas en la península que se quiere ganar al mar, donde desemboca el Besòs. Estos proyectos, como la ampliación del aeropuerto, quedaron en una comprometida situación después de que el Gobierno central corrigiera o se opusiera a las aspiraciones del alcalde, Joan Clos. Dirigentes socialistas y socios de gobierno son críticos hacia algunas actitudes de Clos.

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Barcelona quizá no vea en el 2004 cómo el tren de alta velocidad (AVE) atraviesa la ciudad para llegar a Francia, ni la gran estación proyectada en La Sagrera. Acaso no vea tampoco el desarrollo del Fòrum de las Culturas en la península que se quiere ganar al mar, donde desemboca el Besòs. Estos proyectos, como la ampliación del aeropuerto, quedaron en una comprometida situación después de que el Gobierno central corrigiera o se opusiera a las aspiraciones del alcalde, Joan Clos. Dirigentes socialistas y socios de gobierno son críticos hacia algunas actitudes de Clos.

Miembros del equipo de gobierno insisten en que el panorama puede mejorar a partir de ahora, con los nombramientos de los nuevos ministros y secretarios. En el caso de las infraestructuras pendientes, el AVE y la ampliación del aeropuerto, el nuevo interlocutor al frente del Ministerio de Fomento es Francisco Álvarez Cascos: "Tal vez se inicie una etapa más clara para los intereses de Barcelona, ya que todo indica que se trata de una persona con la que se puede llegar a acuerdos", decía esta semana el regidor de Hacienda del Ayuntamiento de Barcelona, Ernest Maragall.Lo mismo creen respecto al rechazo planteado, en dos ocasiones, por los técnicos de la dirección general de Costas respecto al proyecto del Fórum. "Es cuestión de talantes y de llegar a acuerdos" insistía el primer teniente de alcalde, Xavier Casas.

Además de esos tropiezos en los proyectos más importantes de la ciudad, Barcelona tiene otros frentes abiertos, como las crecientes dificultades de movilidad, agravadas por el conflicto mantenido entre los responsables municipales y la Guardia Urbana y una endémica falta de transporte público.

Todo ello dibuja un escenario "delicado y preocupante", como se reconoce en medios socialistas próximos al alcalde, Joan Clos. Añaden que la especial coyuntura política -con un gobierno fuerte del PP y un apoyo sistemático de esa formación al gobierno de Pujol en Cataluña- no favorece los planes de la ciudad.

"No es la primera vez que el inicio de un mandato municipal resulta malo, pero luego esa tendencia se corrige", explican fuentes socialistas que, no obstante, reconocen que algunos de los proyectos, como el Forum 2004, pueden verse muy afectados si finalmente no se llega a un acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente.

En las filas socialistas y dentro del propio equipo de gobierno municipal hay quien opina que Clos debería tener una actitud más beligerante en según qué cuestiones, como por ejemplo en la defensa de los grandes proyectos que requieren inversiones del Gobierno central. La misma actitud se le pide al alcalde en la negociación con la Generalitat para la ampliación del metro. "No es cuestión de declarar guerras, pero tampoco se puede pretender estar siempre a buenas con todos", argumenta un regidor.

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Eugeni Forradellas, regidor de IC-V, opina que el gobierno municipal debe recuperar la confianza de algunos sectores, como el movimiento vecinal, decepcionados por "errores" como la recalificación urbanística de los terrenos que ocupaba el Espanyol o el retirado proyecto del Barça 2000. "Ha terminado una época con una visión muy economicista de la ciudad y debemos entrar en otra que proteja la vivienda social y los equipamientos", opina Forradellas.

Jordi Portabella, tercer teniente de alcalde de ERC, cree que lo prioritario es ahora el proyecto del Poblenou, con el que se quiere impulsar la industria del conocimiento. Añade que "Barcelona se la juega" en la potenciación de la Fira.

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