Confusión en CiU por la política de alianzas de la coalición

CiU está prolongando hasta Pentecostés su particular Cuaresma con el Partido Popular. Esta semana, el rodillo PP-CiU aprobará en el Parlament los presupuestos de la Generalitat para el año 2000. Y ese pacto es la única vía política explorada hasta el momento. Hay desconcierto y confusión en la cúpula nacionalista sobre qué alianzas decidir en periodo de mudanzas: el pospujolismo llama a la puerta, los congresos de CDC y UDC están a la vuelta de la esquina y el PP es un incómodo compañero de viaje.

CDC espera recuperar parte de la iniciativa mediática tras la reunión que la ejecutiva del...

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CiU está prolongando hasta Pentecostés su particular Cuaresma con el Partido Popular. Esta semana, el rodillo PP-CiU aprobará en el Parlament los presupuestos de la Generalitat para el año 2000. Y ese pacto es la única vía política explorada hasta el momento. Hay desconcierto y confusión en la cúpula nacionalista sobre qué alianzas decidir en periodo de mudanzas: el pospujolismo llama a la puerta, los congresos de CDC y UDC están a la vuelta de la esquina y el PP es un incómodo compañero de viaje.

CDC espera recuperar parte de la iniciativa mediática tras la reunión que la ejecutiva del partido celebrará hoy, con la que intentará poner en primer plano sus propuestas para el congreso de noviembre. El objetivo es que se deje de hablar de CiU siempre con el referente de sus acuerdos con el Partido Popular. Pero los nervios crecen en la cúpula nacionalista y la política de alianzas de la coalición no se decide. Algunos vaticinan que no habrá nada nuevo hasta pasado el verano. El delfín convergente de Pujol, Artur Mas, propuso la pasada semana un frente común de todas las fuerzas políticas para lograr una nueva forma de financiación de Cataluña. La oferta era realmente novedosa y pasaba página de lo que durante 20 años ha sido doctrina oficial en CiU: negociar ellos solos. Pero la izquierda, desde ERC hasta los socialistas, la interpretó como escasamente creíble. "¿Cómo hacerlo si CiU y el PP han rechazado esta misma semana [por la pasada] 2.956 enmiendas a los presupuestos presentadas por la oposición?", aseguraba un diputado de Esquerra.ERC es precisamente el objetivo que acaricia CiU para pactar en Cataluña. El secretario general republicano, Josep Lluís Carod Rovira, ha dejado abierta la puerta a un pacto con los convergentes aunque CiU mantenga sus acuerdos en Madrid con el PP. En CiU, el sector más nacionalista reconoce que no se ha hecho una oferta seria de acuerdo a Esquerra, ni siquiera ha habido una carta formal para invitarla a ello. Pero eso queda para el futuro, que los más moderados de CiU ven en el Gobierno de Madrid.

No provocar al PP

De momento, CiU parece decidida a seguir con la imprecisa consigna que Pujol lanzó después de la inesperada mayoría absoluta del PP: "Ver y esperar". Pero los días pasan y CiU se ve obligada a tomar decisiones que atentan contra su esencia nacionalista para no provocar las iras del PP. El trato que Alberto Fernández recibe de CiU ha cambiado radicalmente desde que los 12 diputados del PP se han hecho imprescindibles para evitar comisiones de investigación en algunos departamentos del Gobierno de CiU, aunque sea por el estrecho margen de 68 (CiU-PP) a 67 (PSC-ERC-IC). Si los nacionalistas mayoritarios quieren tener el voto del otrora ninguneado PP para sacar adelante sus presupuestos, deben moderar sus apetencias nacionalistas.

El último episodio se vivió la semana pasada: CiU rechazó la subcomisión para estudiar la reforma del Estatut propuesta por PSC-CpC, ERC e Iniciativa per Catalunya (IC-V), "una decisión contraria al abecé nacionalista y difícil de explicar a nuestras bases", según un cualificado dirigente de la coalición.

El problema para CiU es que el Partido Popular dio su voto a la investidura de Jordi Pujol el pasado mes de noviembre a cambio, precisamente, de que los nacionalistas se comprometieran a no promover la reforma de la Constitución ni la del Estatut. Y a todo esto, el congreso de CDC y la sucesión de Pujol están a la vuelta de la esquina.

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