La gran lavandería

Mejorada del Campo lava las 40.000 prendas que generan los enfermos de los grandes centros sanitarios

Semiescondida y arropada por un acogedor pinar que abraza a la carretera que une Mejorada del Campo con Torrejón de Ardoz, se levanta la lavandería más grande de España. Un lugar que se traga la ropa sudada y sucia que generan los grandes hospitales de la Comunidad y la devuelve a los enfermos planchada y limpia como una patena. La instalación es propiedad del Insalud, da empleo a 310 personas y en su interior todo son macrocifras: mueve 250.000 metros cúbicos de agua anuales y sus cuatro enormes túneles de lavado purifican unas 40.000 prendas cada día a una temperatura incompatible con cualqu...

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Semiescondida y arropada por un acogedor pinar que abraza a la carretera que une Mejorada del Campo con Torrejón de Ardoz, se levanta la lavandería más grande de España. Un lugar que se traga la ropa sudada y sucia que generan los grandes hospitales de la Comunidad y la devuelve a los enfermos planchada y limpia como una patena. La instalación es propiedad del Insalud, da empleo a 310 personas y en su interior todo son macrocifras: mueve 250.000 metros cúbicos de agua anuales y sus cuatro enormes túneles de lavado purifican unas 40.000 prendas cada día a una temperatura incompatible con cualquier germen o bacteria. Pijamas de enfermos, batas quirúrgicas, sábanas, colchas... Casi un millón de kilos de ropa al mes.También es la mayor industria de Mejorada del Campo (localidad al sureste de Madrid que roza los 20.000 habitantes). El 20% de los 310 empleados de esta factoría, que trabajan en turnos de mañana, tarde y noche, son diminuidos físicos. Su frenética actividad sólo cesa dos días festivos del año. "Los hospitales siempre tienen enfermos y nunca falta ropa sucia", aclara Antonio Sánchez Montalván, gerente de esta industria desde hace 10 años.

Una flota de 12 camiones se encarga de trasladar a diario a esta gigantesca y puntera lavandería la ropa sucia que generan los grandes hospitales de la región y devolverla, limpia y planchada, en 24 horas. Y si la necesidad acucia, en tres o cuatro horas. Y no sólo eso, dispone de un servicio de tintorería y otro de costura. No pocas batas de médicos y ATS llegan con secuelas de esparadrapo, con tinta de bolígrafo, sin algún botón o con descosidos.

Toda la ropa es tratada en este centro de igual forma. "Partimos de que cualquier prenda es susceptible de estar contaminada; por eso, pedimos a los trabajadores, al iniciarse el proceso, que se protejan con mascarillas y guantes", refiere Sánchez Montalván. Nunca ha ocurrido nada, pero otra exigencia laboral es estar vacunados contra la hepatitis y el tétanos.

Varios ordenadores controlan el proceso, vigilan que no se mezclen prendas de distintos hospitales y supervisan el paso de la ropa por los filtros de los cuatro túneles de lavado. "Nuestro objetivo es que los enfermos se sientan cómodos con la higiene de la vestimenta que reciben al llegar a los hospitales", abunda el gerente.

Sánchez Montalván se muestra especialmente satisfecho con la capacidad productiva de los empleados públicos, cuyos sueldos absorben el 70% de los 1.070 millones de presupuesto anual. "Si hace 10 años el lavado de cada kilo de ropa costaba al Insalud 160 pesetas, hoy estamos en 104 pesetas", subraya, satisfecho, el gerente.

Aunque los sindicatos acaban de dar su visto bueno a la conversión de esta industria, nacida hace 25 años, en una fundación pública sanitaria, su capacidad demostrada de producción y competitividad la aleja del temido fantasma de la privatización.

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