Tribuna:

Perdón

Después del viaje del Papa a Tierra Santa, acontecimiento jaleado desde el imperativo de lo informativamente correcto, resta la impresión de que asistimos a un episodio más de la religiosidad del espectáculo del Papa polaco, en connivencia con la cultura del espectáculo universilizada. Si bien este papa no ha añadido creyentes a la Iglesia Católica, sí ha aportado espectadores.Ya digeridos los hechos, convengamos en que la petición del perdón del Papa por las tropelías cometidas por los cristianos contra los judíos no va a cambiar absolutamente nada en el ecosistema político, ni de Oriente...

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Después del viaje del Papa a Tierra Santa, acontecimiento jaleado desde el imperativo de lo informativamente correcto, resta la impresión de que asistimos a un episodio más de la religiosidad del espectáculo del Papa polaco, en connivencia con la cultura del espectáculo universilizada. Si bien este papa no ha añadido creyentes a la Iglesia Católica, sí ha aportado espectadores.Ya digeridos los hechos, convengamos en que la petición del perdón del Papa por las tropelías cometidas por los cristianos contra los judíos no va a cambiar absolutamente nada en el ecosistema político, ni de Oriente Medio ni del mundo, y además puede acentuar la impresión de que pedir perdón por las fechorías históricas forma parte de una campaña encubierta de Benneton. Es un decir. Algo parecido a: Practique la elegancia social del regalo, sería Practique la elegancia histórica de perdir perdón. Ni olvido, ni perdón. Por eso me entusiasma la posición del cardenal Rouco y de la jerarquía católica española en general negándose a pedir persón por el papel desempeñado en la preparación, desarrollo y administración de la victoria en la guerra civil española.

La jerarquía de la Iglesia española ganó la guerra civil y su legitimidad, tras el asunto de la piedra de Pedro, se renueva al predicar la guerra como Cruzada, como plasmación de la división agustiniana entre la Ciudad de Dios y la del Diablo, entre las dos Españas. nadie puede negar que los capellanes castrenses durante la guerra y posteriormente extremaunciaron a los mártires rojos que se dejaron y los consolaron si quedaban en mal estado después de los hábiles interrogatorios.

Muchos católicos fueron víctimas de la guerra civil porque padecieron brutales persecuciones controladas o incontroladas. La jerarquía fue sobre todo, víctima de sí misma, porque al ponerle palio al dictador y sus mariachis, actuando incluso como mariachi del dictador, provocó que aumentara el número de ateos per in saecula saeculorum. Luego los curas conciliares y los cristianos para el socialismo trataron de buscar creyentes en el Infierno. Menos mal que Rouco y otras Eminencias tienen las ideas claras y las sotanas bien puestas.

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