ASAMBLEAPREGUNTAS CON RESPUESTA

Los malos hábitos de la lectura

Al presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, no le gusta que le lean las réplicas en las sesiones de control parlamentario. No le gusta porque resulta que, como los señores diputados van a piñón fijo, leen lo que llevan escrito y no se fijan en las respuestas. A ver: Juan Ramón Sanz, de IU, había preguntado si, como había dicho en una entrevista, el presidente no se responsabilizaba de la elevación de los precios del suelo en la Comunidad. Ruiz-Gallardón le dijo que sí, que se responsabilizaba. Y más cuando el suelo, en Madrid, ha subido menos que en el resto de España. Gra...

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Al presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, no le gusta que le lean las réplicas en las sesiones de control parlamentario. No le gusta porque resulta que, como los señores diputados van a piñón fijo, leen lo que llevan escrito y no se fijan en las respuestas. A ver: Juan Ramón Sanz, de IU, había preguntado si, como había dicho en una entrevista, el presidente no se responsabilizaba de la elevación de los precios del suelo en la Comunidad. Ruiz-Gallardón le dijo que sí, que se responsabilizaba. Y más cuando el suelo, en Madrid, ha subido menos que en el resto de España. Gracias a las políticas del PP.Sanz le contestó que era una respuesta triunfalista. Y allí fue ella. Ruiz-Gallardón le reprochó que "trajera su discurso escrito", porque luego pasa lo que pasa y se contesta sin tener en cuenta las respuestas. Y se puso a dar cifras para demostrar que el PP ha hecho en vivienda muchísimo más que los gobiernos de izquierdas. Si hay que pasar a alguien, siempre por la izquierda. Lo dijo el presidente: "No es que seamos mejores, es que tenemos más sensibilidad social".

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A Ruiz-Gallardón no le faltaba razón. Por lo menos en lo de la lectura. Pero la verdad es que leer, lo que se dice leer, todos. O casi. Incluidos los suyos. En la sesión de preguntas lee todo el mundo. Como escribiera el poeta Yeats, hablando de otra cosa: "Todos tosen tinta".

Los parlamentarios del PP que se dirigen a sus consejeros, hasta las gracias y los elogios -que no ahorran- los dan por escrito y leyendo. Castelar se revolvería en su tumba. Pero gracias a ellos supimos que el recinto ferial va bien, que la rehabilitanción de espacios históricos va bien y que el plan de empleo va bien. Muy bien.

Salvó la tarde el debate que inició el socialista Julián Revenga con el vicepresidente Luis Eduardo Cortés. Entró Revenga hasta un punto sarcástico -"les voy a amargar tanto jabón y espuma como se están dando"-. Y todo a cuento de una rotonda que se había hecho en la carretera que va desde Navalcarnero a Villamanta. ¿Para qué? ¿Y cuánto ha costado? Cortés, burlón, le dijo que debía ser el único madrileño que ignoraba para qué sirve una rotonda y, paciente, se lo explicó. Y cuánto ha costado: pues cero; patatero, es de suponer.

A Revenga no le gustó el tono. Calificó de insulto y de irresponsabilidad hacer una "rotonda en una recta, en un despoblado". Y le advirtió: "Cada vez que haya un accidente, se lo recordaré". Guardaba un tirito en la recámara: "A usted se le ha olvidado decir que allí hay una gasolinera. ¿De quién es?", le preguntó. Cortés no se lo dijo. Él no concede gasolineras. Aunque admitió que la rotonda servía, efectivamente, para acceder a la estación de servicio.

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