Antropólogos de dudosa factura

Los 322 alumnos de la Licenciatura de Antropología, que desde este curso imparte la Universidad Miguel Hernández en Elche han denunciado "notables" deficiencias tanto en la docencia como en las instalaciones. Los estudiantes han constituido una plataforma reivindicativa y han enviado unas cartas al presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, al Síndic de Greuges, Luis Fernando Saura, y al consejero de Educación, Manuel Tarancón, en las que exponen sus principales problemas.Los estudiantes denuncian que de sus profesores en este segundo cuatrimestre, sólo uno y emérito, Manuel Oliver Narbona...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Los 322 alumnos de la Licenciatura de Antropología, que desde este curso imparte la Universidad Miguel Hernández en Elche han denunciado "notables" deficiencias tanto en la docencia como en las instalaciones. Los estudiantes han constituido una plataforma reivindicativa y han enviado unas cartas al presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, al Síndic de Greuges, Luis Fernando Saura, y al consejero de Educación, Manuel Tarancón, en las que exponen sus principales problemas.Los estudiantes denuncian que de sus profesores en este segundo cuatrimestre, sólo uno y emérito, Manuel Oliver Narbona, es antropólogo, el resto no tienen una formación específica en Antropología. De hecho, el coordinador de la carrera es un licenciado en Derecho, Miguel Ángel Martín. Los alumnos demandan "más profesores formados en antropología", al tiempo que piden que el coordinador de esta carrera de segundo ciclo, que están cursando personas que disponen de otra licenciatura, se adecue a un perfil académico relacionado con la antropología. Según explican los representantes de los alumnos el propio rector, Jesús Rodríguez Marín, explicó en la apertura del curso que "hemos implantado esta especialidad por la elevada demanda social" y acto seguido afirmó que "cualquier persona con un buen manual puede dar antropología". La mayoría de los profesores carecen de experiencia y "lo más grave es que en la Biblioteca carecemos de material bibliográfico adecuado, no hay libros de antropología", comentó un representante estudiantil que prefiere mantenerse en el anonimato.

Las deficiencias también son técnicas y espaciales. Son más de 300 alumnos en una clase, el aula magna de la Universidad Miguel Hernández, que tiene serios problemas de acústica. Además de este segundo cuatrimestre se han suspendido las clases prácticas, algunas tutorías se imparten en las cafeterías de la Facultad o en los pasillos, debido a la falta de despachos de los profesores. Y por último, la mayoría de los días los alumnos invierten el tiempo de clase celebrando asambleas reivindicativas. "No podemos consentir que esta carreta esté desprestigiada, porque eso nos perjudica", comenta el portavoz de los alumnos.

Los alumnos concluyen su escrito reivindicativo preguntándose "¿dónde está la supuesta calidad docente de esta nueva Universidad?". Los estudiantes pretenden establecer contactos con otros alumnos de la Universidad Miguel Hernández, como los del campus de Bellas Artes de Altea que sufren problemas similares para intentar buscar soluciones.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En