Haider retrocede para tomar carrerilla

La dimisión de Jörg Haider de la presidencia del Partido Liberal (FPÖ) pone un final, sólo aparente, a una fulgurante carrera, iniciada el 13 de septiembre de 1986, cuando el político populista se impuso en la pelea interna por el liderazgo del partido. Con Haider al frente, el FPÖ pasó en 13 años del 4,98% de apoyo electoral en 1986 al 26,9% del pasado 3 de octubre, cuando se convirtió en la segunda fuerza política y socio de la coalición de Gobierno en Austria, donde durante medio siglo socialdemócratas (SPÖ) y democristianos (ÖVP) se habían repartido el poder con todas sus prebendas.En poco...

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La dimisión de Jörg Haider de la presidencia del Partido Liberal (FPÖ) pone un final, sólo aparente, a una fulgurante carrera, iniciada el 13 de septiembre de 1986, cuando el político populista se impuso en la pelea interna por el liderazgo del partido. Con Haider al frente, el FPÖ pasó en 13 años del 4,98% de apoyo electoral en 1986 al 26,9% del pasado 3 de octubre, cuando se convirtió en la segunda fuerza política y socio de la coalición de Gobierno en Austria, donde durante medio siglo socialdemócratas (SPÖ) y democristianos (ÖVP) se habían repartido el poder con todas sus prebendas.En poco más de tres semanas, Haider parece haber captado que se había metido en un callejón sin salida para su futura carrera política, aunque no formaba parte del Ejecutivo en Viena y seguía en su puesto de jefe de Gobierno en Carintia. El nuevo Gobierno ÖVP-FPÖ no podrá cumplir con las promesas que Haider había propagado a diestro y siniestro durante su campaña electoral. El racismo y la xenofobia formaban parte de esa oferta, pero en una proporción reducida, al lado de las promesas populistas de cheques para las madres por cada hijo hasta que cumplan seis años, tarifa fiscal plana y rechazo a las subidas de impuestos.

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La purga que necesita la economía austriaca habría impedido a Haider representar su papel favorito del Robin Hood, defensor de los desheredados y enfrentado a las oligarquías de los partidos. Hasta sus más fieles seguidores en el partido habían comenzado a rebelarse contra las exigencias de Haider de cumplir la promesa de que ningún alto cargo del FPÖ gane un sueldo neto de más de 60.000 chelines (720.000 pesetas).

Con su dimisión de la dirección del FPÖ y retirada táctica a Carintia, Haider evita mancharse con el trabajo sucio necesario. Da un paso atrás, pero así podrá tomar un impulso mayor en la carrera para hacerse con el poder.

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