Reportaje:

Guerra por el control de las minas de Kosovo

El puente de la vergüenza que divide Mitrovica se funda en algo más que siglos de odio interétnico y un pasado de sangre. A ambos lados de ese puente, escondida bajo tierra, se encuentra la base de la riqueza de Kosovo y el orgullo de los albanokosovares. La joya tiene nombre, se llama Trepca, y depende de cuál sea su destino final puede provocar otra guerra entre dos comunidades que aún curan las heridas de la última contienda. La empresa conocida como Trepca es un tambaleante conglomerado de cerca de 40 minas y fábricas localizadas, en su mayoría, en la ciudad de Mitrovica, al norte y al sur...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El puente de la vergüenza que divide Mitrovica se funda en algo más que siglos de odio interétnico y un pasado de sangre. A ambos lados de ese puente, escondida bajo tierra, se encuentra la base de la riqueza de Kosovo y el orgullo de los albanokosovares. La joya tiene nombre, se llama Trepca, y depende de cuál sea su destino final puede provocar otra guerra entre dos comunidades que aún curan las heridas de la última contienda. La empresa conocida como Trepca es un tambaleante conglomerado de cerca de 40 minas y fábricas localizadas, en su mayoría, en la ciudad de Mitrovica, al norte y al sur del puente. En opinión de un albanokosovar, Trepca es "el muro de Berlín" de Kosovo y representa el símbolo de la opresión serbia.

Después de 1974, cuando la nueva Constitución de Josif Broz Tito concedía a la provincia la situación de casi una república, con su propio Parlamento e instituciones, los albanokosovares disfrutaron de un periodo de control sobre las riquezas de Trepca y se crearon miles de empleos. Tras la muerte de Tito, Belgrado tomó el control de las minas y, con el pretexto de que los trabajadores albanokosovares habían robado ingentes cantidades de oro y plata, despidió a la mayoría. Aquel escándalo se conoció como el Trepca-Gate.

En 1989, los albanokosovares no sólo perdieron su autonomía y sus derechos civiles, sino que el régimen de Belgrado, encabezado por Slobodan Milosevic, se hizo con las riendas de un lucrativo negocio que expolió al máximo, sin prácticamente invertir en él. Según fuentes serbias, en 1996, Trepca exportó 100 millones de dólares en productos mineros, lo que la convirtió en la mayor empresa exportadora de la República Federal Yugoslava (RFY).

Maquinaria anticuada

Los problemas de Trepca son muchos y complejos, según Renzo Daviddi -responsable en Kosovo de la Unión Europea en la Misión de las Naciones Unidas para Kosovo (Unmik)-, dedicado al desarrollo del sector privado en la región: quién ostenta la propiedad, el estado en el que se encuentra tras la guerra, su anticuada maquinaria y los efectos medioambientales que produce la planta de Zvecan, en zona serbia.

Según la Unmik, la posesión legal de las minas es casi en su totalidad serbia. Pero en julio, tras el despliegue de las tropas de la OTAN (Kfor) y de los soldados franceses en el área de Mitrovica, la compañía SCMM, basada en París, reclamó algo más del 2% como legítima propiedad, debido a un acuerdo con Belgrado. En un territorio en el que cualquier chispa puede hacer prender la mecha, algunos albanokosovares creyeron ver la sombra de la conspiración. Éstos denunciaron tanto el acuerdo franco-serbio como el supuesto consentimiento por parte de las tropas francesas de la Kfor de la partición de Mitrovica, e incluso al administrador de la ONU, Bernard Kouchner, de planear la partición de Kosovo. La concesión el otoño pasado de la red de telefonía móvil a la compañía francesa Alcatel alimentó los recelos.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Pero lo que no deja lugar a dudas es que Trepca se encuentra en el centro de la inseguridad que vive Mitrovica y de su actual situación de ciudad dividida. Algunas de las especulaciones de una partición de Kosovo surgen debido a que el control de esta empresa determinará las perspectivas de desarrollo del territorio. "Es inaceptable la pérdida de Mitrovica, esto conllevaría la pérdida de las minas", asegura el representante albanokosovar del sur de la ciudad, Bajram Rexhepi.

"Nunca aceptaremos una división de Kosovo, y mucho menos que los serbios se queden con lo que nos pertenece", dice. "Iniciaremos una guerra si es preciso, pero Trepca no caerá en manos serbias, porque si perdemos las minas, perdemos todo", dice.

Desde el lado serbio impera el más absoluto silencio. Ni tan siquiera las autoridades de la Unmik, encargada de la administración de todas las propiedades registradas bajo el nombre de la RFY, saben qué ocurre en las minas al otro lado del puente. "A veces vemos que las chimeneas echan humo", cuenta un sindicalista. Pero poco más saben, excepto que al frente de las fábricas hay un hombre de Milosevic, Novak Bjelic.

Por si no hubiera bastantes elementos que alteren la frágil paz impuesta en julio en Kosovo, se encuentra la propuesta serbia de una política de cantonalización de la provincia para asegurar su presencia en el territorio. Casualmente, las zonas que reclaman como propias son todas aquellas en las que hay riquezas minerales, desde Mitrovica hasta Gjilan, Kominic (ambas en el este de Kosovo) o Rohovec (noroeste). En definitiva, un amplio arco al norte de Pristina que segregaría todo el norte de la provincia de Kosovo para pasar a formar parte de Serbia. Si esto fuera así, proclama persuadido un dirigente minero, "estoy convencido de que Belgrado aceptaría concedernos la independencia". "Aunque entonces Milosevic habría firmado nuestra sentencia de muerte como pueblo", prosigue. "Porque sin Trepca no somos nada".

[Por otra parte, tres serbios fueron asesinados ayer en el centro y en el norte de Kosovo, en acciones de venganza. Diez albaneses han sido detenidos por la Kfor].

Sobre la firma

Archivado En