Vuelo en picado

Los ejemplares de águila imperial han disminuido un 30 % desde 1994

A mediados de la pasada semana, y gracias a una operación de técnicos de la Estación Biológica de Doñana, la Consejería de Medio Ambiente y la Policía autonómica, pudieron recuperarse dos ejemplares jóvenes de águila imperial que formaban parte, junto a otro centenar de aves, de una exhibición de rapaces localizada en Benalmádena (Málaga). El titular de esta atracción, un ciudadano alemán que ya figuraba en la lista negra de varios colectivos conservacionistas europeos, se enfrenta ahora, por tenencia ilegal de espe...

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Los ejemplares de águila imperial han disminuido un 30 % desde 1994

A mediados de la pasada semana, y gracias a una operación de técnicos de la Estación Biológica de Doñana, la Consejería de Medio Ambiente y la Policía autonómica, pudieron recuperarse dos ejemplares jóvenes de águila imperial que formaban parte, junto a otro centenar de aves, de una exhibición de rapaces localizada en Benalmádena (Málaga). El titular de esta atracción, un ciudadano alemán que ya figuraba en la lista negra de varios colectivos conservacionistas europeos, se enfrenta ahora, por tenencia ilegal de especies en peligro de extinción, a sanciones que podrían oscilar entre los 50 y los 100 millones de pesetas.

Hasta ahora, asegura Miguel Ferrer, director de la EBD, "no se había llevado a cabo ninguna operación de estas características, al menos teniendo como protagonista a una especie como la imperial, que sufre el máximo grado de amenaza". En España, que es como referirse a todo el planeta puesto que se trata de un endemismo exclusivo de esta área geográfica, sólo quedan unas 130 parejas, de las que aproximadamente 30 viven en Andalucía.

Desde 1994 los efectivos de la especie no dejan de disminuir. En el Parque Nacional de Doñana, por ejemplo, existía un núcleo, más o menos estable, compuesto por 15-16 parejas, al que los ornitólogos otorgaban un margen de supervivencia de 100 años. Sin embargo, a mediados de los 90 el número de parejas se redujo a diez, luego a ocho y ahora sólo quedan siete. En estas condiciones, lamenta Ferrer, "las posibilidades de supervivencia han pasado de un siglo a nueve años, con lo que el águila imperial es posible que desaparezca de Doñana en esta década".

De poco han servido las multimillonarias inversiones realizadas en los últimos años para frenar la extinción. La Sociedad Española de Ornitología (SEO), que acaba de declarar al águila imperial como Ave del Año, calcula que, desde 1992, las distintas administraciones se han gastado más de 1.800 millones de pesetas en actuaciones de conservación de esta especie, lo que supone más de seis millones de pesetas por ejemplar. Curiosamente, y a pesar de este esfuerzo económico, ninguna de las comunidades que cuentan con imperiales ha aprobado aún un plan de recuperación para la especie. Posiblemente, Andalucía sea la primera comunidad en aprobar un plan de recuperación, ya que ésta era una acción que la Consejería de Medio Ambiente tenía previsto ejecutar a lo largo de 1999.

Los cebos envenenados, que han vuelto a proliferar en fincas y cotos de caza, se han convertido en la principal amenaza para este animal. Desde 1990 se han localizado 69 águilas imperiales muertas por esta causa, 19 de ellas en Andalucía. La SEO considera que "sólo cabe adoptar medidas drásticas, como la clausura inmediata de aquellos cotos en los que hayan aparecido cebos envenenados o águilas muertas". Habría que establecer, asimismo, "ayudas para los propietarios de aquellas fincas en las que nidifica la imperial".

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Todos los intentos que se han realizado hasta ahora para conseguir la reproducción en cautividad de este ave han fracasado, aunque también es verdad que nunca se ha diseñado un plan con garantías científicas. En Andalucía se comienza ahora a trabajar en esta línea, para lo que se ha constituido la Fundación Gypaetus, promovida por Medio Ambiente, y en la que figuran como patronos, entre otras instituciones, la EBD, Ecologistas en Acción, Unicaja o la RTVA.

Las dos imperiales incautadas en Benalmádena, un macho y una hembra, fueron conducidas al zoológico de Jerez de la Frontera (Cádiz), aunque siendo aptas para la reproducción, pero estando incapacitadas para vivir en libertad, terminarán en el Centro de Cría en Cautividad de Guadalentín, en el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas. Allí ya disponen de otra hembra de imperial, y es muy posible, como anuncia Ferrer, "que antes del verano lleguen cinco o seis ejemplares más, procedentes de otros centros de cría".

Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es

Las últimas 30 parejas

Las 30 parejas de águila imperial que se calcula viven en Andalucía están distribuidas en siete núcleos de nidificación: Doñana, Cazalla de la Sierra (Sevilla), Hornachuelos (Córdoba), Andújar (Jaén), Sierra Bermeja (Málaga), Villaviciosa de Córdoba y Despeñaperros (Jaén).La superficie que ocupa cada uno de estos núcleos oscila entre los 300 kilómetros cuadrados (Villaviciosa de Córdoba y Sierra Bermeja) y los 1.520 kilómetros cuadrados (Doñana). A juicio de los especialistas de la EBD, los más favorables para la reproducción de esta rapaz son los de Doñana, Andújar y Despeñaperros, tanto por el escaso nivel de molestias asociadas a la presencia humana como por la abundancia de alimento.

Aunque en su día se anotó la peligrosidad de algunas líneas eléctricas que discurrían por estos núcleos, la consejería ya ha concluido las obras de modificación necesarias para corregir aquellas líneas situadas en zonas de reproducción, y ha comenzado a trabajar en la modificación de los tendidos ubicados en las áreas de dispersión, territorios mucho más extensos que son utilizados por los ejemplares jóvenes cuando se emancipan.

La situación de la especie podría mejorar si en algunos de estos núcleos se mejoraran las condiciones del hábitat, aumentando, por ejemplo, el número de presas potenciales, como conejos o perdices, cuestión prioritaria en el caso de Hornachuelos y Sierra Bermeja.

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