El banco, en la esquina

Con la desregulación de la industria financiera japonesa, las tiendas de ultramarinos (konbini) son la alternativa perfecta para hacerse cargo de la desastrosa situación bancaria. (...) Internet tiene la culpa. Con una tienda en cada esquina, las cadenas de konbini pueden solucionar los problemas de las compras electrónicas: la distribución y el pago. Los konbini tienen sistemas de distribución fiables. Una de estas cadenas pretende ofrecer un servicio de compras electrónicas de cualquier producto, que los clientes recogerían en sus centros. Las tiendas servirían como cadena de distribución y ...

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Con la desregulación de la industria financiera japonesa, las tiendas de ultramarinos (konbini) son la alternativa perfecta para hacerse cargo de la desastrosa situación bancaria. (...) Internet tiene la culpa. Con una tienda en cada esquina, las cadenas de konbini pueden solucionar los problemas de las compras electrónicas: la distribución y el pago. Los konbini tienen sistemas de distribución fiables. Una de estas cadenas pretende ofrecer un servicio de compras electrónicas de cualquier producto, que los clientes recogerían en sus centros. Las tiendas servirían como cadena de distribución y recibirían pagos. Este negocio tiene un gran potencial en Japón, donde las tarjetas de crédito, usadas como método habitual de pago para Internet, rara vez se utilizan. El miedo al fraude y al uso de datos personales son frenos mayores que la inseguridad callejera. (...)Los clientes podrán sacar dinero de cajeros pertenecientes a dicha cadena. El banco (...) aceptará tarjetas de débito, depósitos y emitirá tarjetas de crédito. Una licencia bancaria permitiría a los konbini entrar en el sistema de compensación bancario, abaratarando y facilitando el proceso de grandes pagos entre clientes y empresas. (...)

Ningún regulador quiere ofrecer licencias bancarias a recién llegados: los gobiernos garantizan los depósitos y un fracaso en el sistema de pagos sería desastroso, (...) pero, después de todo, los buenos vendedores tienen menos que aprender de los grandes bancos y a cambio pueden enseñarles todo sobre marcas, marketing y servicio personalizado.

Londres, 22 de enero

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