RELEVO EN EL KREMLIN

El sueño de una sola vuelta

Las cosas pueden cambiar en Rusia con sorprendente rapidez, por lo que haría mal Vladímir Putin en cantar victoria antes de tiempo, pero lo cierto es que el clima de euforia que se respira en su entorno lleva incluso a soñar con que pueda ganar la presidencia en la primera vuelta.Para eso hace falta que las encuestas que atribuyen ya a Putin más del 45% de la intención de voto respondan a la realidad, no se tuerzan las cosas en Chechenia, que no haya ninguna conmoción económica, que los rivales sean incapaces de reaccionar con un reagrupamiento de sus fuerzas y que no se destape ningún escánda...

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Las cosas pueden cambiar en Rusia con sorprendente rapidez, por lo que haría mal Vladímir Putin en cantar victoria antes de tiempo, pero lo cierto es que el clima de euforia que se respira en su entorno lleva incluso a soñar con que pueda ganar la presidencia en la primera vuelta.Para eso hace falta que las encuestas que atribuyen ya a Putin más del 45% de la intención de voto respondan a la realidad, no se tuerzan las cosas en Chechenia, que no haya ninguna conmoción económica, que los rivales sean incapaces de reaccionar con un reagrupamiento de sus fuerzas y que no se destape ningún escándalo al que ni siquiera la televisión estatal sea capaz de poner sordina.

Cuanto antes se celebren las elecciones presidenciales, mejor para Putin, incluso antes del 26 de marzo, que ahora mismo parece la fecha más probable, aunque es el Consejo de la Federación (Cámara alta) el que lo debe decidir oficialmente el miércoles. Si se confirma la fecha, los candidatos tendrán hasta el 10 de febrero para reunir las firmas necesarias para registrarse.

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El excelente resultado en las legislativas de Unidad y de otro partido que apuesta por Putin, la Unión de Fuerzas de Derecha, constituye un excelente presagio, pero lograr el 50% de los votos en la primera vuelta no es tarea fácil, sobre todo cuando el candidato comunista puede contar a priori con un 30% y Yevguenni Primakov, pese a su caída, no está aún destruido.

Lo que Putin necesita, tal vez, es que Primakov tire la toalla y que él y su aliado Luzhkov, convencidos de que no se puede luchar contra lo inevitable, intenten salvar lo posible de la quema y restablezcan las relaciones con el Kremlin.

Con Yeltsin parecía imposible; con Putin, no. De hecho, Primakov, al anunciar su candidatura dos días antes de las legislativas, elogió al hoy presidente interino y dijo que, de llegar al Kremlin, le ofrecería trabajar en su equipo.

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