Schommer capta en blanco y negro la brillantez del viejo y el nuevo Bilbao

La primavera pasada, el fotógrafo Alberto Schommer (Vitoria, 1928) cogió tres de sus cámaras y durante 15 días recorrió a pie y en coche todos los rincones del nuevo y el viejo Bilbao. Descubrió que la ciudad, antes un poco oscura, se había convertido en un lugar "brillante" y a través de la magia del objetivo atrapó imágenes que desconocía. El resultado es una colección de 110 fotos que desde ayer se exponen en la sala de la BBK en la calle Elcano de Bilbao. La obra se ha editado en un libro.

Alberto Schommer, autor de algunos de los retratos más característicos de personajes de la pol...

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La primavera pasada, el fotógrafo Alberto Schommer (Vitoria, 1928) cogió tres de sus cámaras y durante 15 días recorrió a pie y en coche todos los rincones del nuevo y el viejo Bilbao. Descubrió que la ciudad, antes un poco oscura, se había convertido en un lugar "brillante" y a través de la magia del objetivo atrapó imágenes que desconocía. El resultado es una colección de 110 fotos que desde ayer se exponen en la sala de la BBK en la calle Elcano de Bilbao. La obra se ha editado en un libro.

Alberto Schommer, autor de algunos de los retratos más característicos de personajes de la política, el arte y las ciencias, ha querido captar en esta ocasión los puentes, las estaciones de ferrocarril, los museos y las calles de Bilbao. Y lo ha hecho en blanco y negro para teñir la imagen "de un tono más veraz", de esa belleza especial y dramatismo "que no tiene el color".Como antes hiciera en otros ensayos fotográficos de ciudades como Madrid, Nueva York, La Habana o Roma, Schommer retoma el reportaje del que nunca deseó alejarse para demostrar una vez más que "el mundo, sin la imagen fotográfica, sería más pequeño". Cuando el autor empezó a gestar Bilbao: la ciudad, lo primero que buscó es que mucho de lo que siempre existió se uniera a todo el desarrollo urbanístico que ha vivido la ciudad en los últimos años. Por ello, no perdió de vista el Ensanche, ni el Casco Viejo, ni la Ría, ni los edificios emblemáticos de finales y principios de siglo. "Luego han ido desarrollándose como si fuera la elaboración de una escultura, las obras actuales que nuevamente han creado un mundo de calidad y poderío en esta ciudad que empezó a languidecer", explica.

"Una gran roca"

Ayer, en la inauguración de la muestra, después de posar para sus colegas con la habilidad del que se ve obligado a hacerlo, expresó sin remilgos su entusiasmo por el trabajo expuesto. "Estoy muy satisfecho y contento". Schommer ha querido tratar la ciudad de Bilbao "como una gran roca, un arrecife penetrando en el mar, sufriendo los embate de las olas, pero elevándose mágnifica en la bajamar", según explica el propio fotógrafo en el prólogo del libro editado por la Fundación BBK.

Las casas de Bilbao, sus gentes, los carteles que adornan algunos de sus salones, la pieza de bacalao que cuelga del exterior de un establecimiento del Casco Viejo,esos detalles ha querido captar Schommer. "Porque son el símbolo de todo lo que el gran buque que es Bilbao contiene", concluye.

De esta manera, las instantáneas expuestas revelan una imagen inadvertida de la ciudad a través de la sorpresa de la nueva mirada. Adolescentes intercambiando confidencias en un banco de la ciudad, la aparente grandiosidad de la basílica de Begoña o la cúpula del Guggenheim tratando de alcanzar el cielo nublado son algunas de las imágenes.

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