SUCESOS

El policía implicado en la red de traficantes está en libertad con cargos y de vacaciones

Tras pasar cuatro días incomunicado por orden judicial, el agente de la Policía Local de Valencia, José Vicente Z., de 43 años, implicado en una red internacional de traficantes de cocaína, ha sido puesto en libertad provisional con cargos (acusado de un delito contra la salud pública).La decisión la ha tomado el titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Valencia, Francisco De Jorge, porque no teme que el acusado eluda la acción de la Justicia. En cambio, el juez ha ordenado el ingreso en la prisión de Picassent de la mayoría de los 16 detenidos en esta operación contra el narcotráfico....

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Tras pasar cuatro días incomunicado por orden judicial, el agente de la Policía Local de Valencia, José Vicente Z., de 43 años, implicado en una red internacional de traficantes de cocaína, ha sido puesto en libertad provisional con cargos (acusado de un delito contra la salud pública).La decisión la ha tomado el titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Valencia, Francisco De Jorge, porque no teme que el acusado eluda la acción de la Justicia. En cambio, el juez ha ordenado el ingreso en la prisión de Picassent de la mayoría de los 16 detenidos en esta operación contra el narcotráfico.

En cuanto conoció la detención del agente, la Policía Local decidió abrirle un expediente disciplinario "que puede concluir con su expulsión del cuerpo si se confirman las acusaciones", según fuentes policiales. Pero el agente sigue en activo en la plantilla policial. Sus mandos no han querido suspenderlo de empleo y sueldo hasta que el juez vuelva de vacaciones y les confirme oficialmente la acusación que pesa sobre él. Mientras, han tomado una decisión salomónica: han enviado de vacaciones al policía, hasta que regrese el juez.

José Vicente, que lleva más de 20 años de servicio, es un policía de barrio de la Quinta Unidad (Campanar-Benicalap). Sus jefes le consideraban "un modelo de policía, competente y honesto". En el tiempo libre dirigía una asociación que ayuda a niños del tercer mundo y se había entrevistado con el arzobispo. Una sensibilidad religiosa que se pone de manifiesto en las conversaciones grabadas por la Guardia Civil. En ellas, el policía se esforzaba en convencer a otro traficante, cuya madre acababa de fallecer, para que la despidiera con una misa.

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