CUMBRE DE HELSINKI

Los Quince se conforman con una reforma de mínimos en 3 años

La suerte estaba ya echada de antemano. Los Quince ratificaron ayer su deseo mayoritario de ceñir la reforma del Tratado de Amsterdam a lo mínimo necesario. Es decir, a la reponderación del voto en el Consejo de Ministros, la extensión del voto por mayoría cualificada para dejar el derecho de veto en la mínima expresión y la reforma de la Comisión Europea.El Consejo Europeo rechazó así los llamamientos de la Comisión Europea a realizar una amplia reforma de los tratados antes de que empiece la ampliación a Europa del Este. Pero, tal y como había pedido esta misma semana el presidente de la Com...

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La suerte estaba ya echada de antemano. Los Quince ratificaron ayer su deseo mayoritario de ceñir la reforma del Tratado de Amsterdam a lo mínimo necesario. Es decir, a la reponderación del voto en el Consejo de Ministros, la extensión del voto por mayoría cualificada para dejar el derecho de veto en la mínima expresión y la reforma de la Comisión Europea.El Consejo Europeo rechazó así los llamamientos de la Comisión Europea a realizar una amplia reforma de los tratados antes de que empiece la ampliación a Europa del Este. Pero, tal y como había pedido esta misma semana el presidente de la Comisión, Romano Prodi, en Helsinki no se han cerrado todas las puertas a una reforma más amplia.

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La presidencia portuguesa, que tomará las riendas de la Unión Europea (UE) a lo largo del primer semestre del año 2000, ha recibido el encargo de presentar en junio un informe sobre la posibilidad de extender la reforma a otras cuestiones, además de los tres ejes que se decidieron en la cumbre de Colonia y ratificados ayer. "Hay que completar Amsterdam, no reabrir el Tratado", advirtió en la mesa del Consejo Europeo el jefe del Gobierno español, José María Aznar. "Hay que atenerse al mandato de Colonia", insistió. "Debemos ceñirnos a un orden del día restringido para cumplir nuestro objetivo de que la reforma esté acabada al final del año 2000" y pueda acabar el proceso de ratificación antes del 2003.

En definitiva, se trata sobre todo de estudiar la necesidad o no de incluir en el futuro tratado las decisiones que se van a tomar para impulsar la política europea sobre seguridad y defensa. O la idea de incorporar en el tratado una carta de los derechos fundamentales.

Reformas que se barajan

Entre otras ideas de reforma que se barajan, la más importante -o la más peligrosa, al decir del Gobierno español- es la de dividir el Tratado de la Unión Europea. Una parte, que sólo se podrá modificar por unanimidad y con ratificación posterior de cada Estado miembro, constituiría el corazón constitucional del Tratado, su Biblia. Intocable, pero reducida. La otra parte, constituida sobre todo por las políticas comunes de las que se ha dotado y se está dotando la UE, se podría modificar por mayoría cualificada o supercualificada. Algunos Gobiernos ven detrás de esa maniobra la apertura de una caja de Pandora: la pérdida del derecho de veto en la modificación del Tratado.

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Otra de las sugerencias de la Comisión que han provocado ásperas reacciones es la de flexibilizar el mecanismo llamado de cooperaciones reforzadas. Introducido en el Tratado de Amsterdam por primera vez y todavía nunca utilizado, el objetivo de este mecanismo es permitir que un grupo de países pueda realizar actuaciones bajo el paraguas comunitario sin que eso obligue a participar a todos los Estados miembros.

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