El PP gana la federación de municipios tras su asamblea más traumática

Barberá, reelegida con el 52% de los votos frente al 48% de PSOE-IU

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, del PP, salió ayer reelegida con el 52% de los votos como presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias en su VII Asamblea, la más traumática y caótica de todas las celebradas hasta ahora en sus casi 20 años de historia. La única en la que se disputaron dos listas y en la que se produjo una votación. La candidatura conjunta de PSOE e IU, encabezada por el alcalde de Lleida, Antoni Siurana, reunió el 48% de los votos. Barberá hizo ayer mismo un llamamiento a recomponer la ruptura de hecho de la federación, al tiempo que desde el PP se at...

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La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, del PP, salió ayer reelegida con el 52% de los votos como presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias en su VII Asamblea, la más traumática y caótica de todas las celebradas hasta ahora en sus casi 20 años de historia. La única en la que se disputaron dos listas y en la que se produjo una votación. La candidatura conjunta de PSOE e IU, encabezada por el alcalde de Lleida, Antoni Siurana, reunió el 48% de los votos. Barberá hizo ayer mismo un llamamiento a recomponer la ruptura de hecho de la federación, al tiempo que desde el PP se atacaba ferozmente al PSOE.

Tras la tempestad evidente de las dos jornadas precedentes, en las que la tónica de la VII Asamblea de la FEMP fueron los insultos, abucheos, pataleos y el desastre organizativo, la convocatoria acabó ayer en un ambiente de engañosa calma. El único gran reto de la sesión era permitir en condiciones normales el complejo y novedoso proceso de votación de las distintas candidaturas y esa meta se logró. Hubo numerosas escaramuzas verbales, amenazas de defunción hacia el futuro de la FEMP y finalmente un largo recuento de tres órganos de dirección distintos.El viernes habían conseguido acreditarse formalmente, después de un clamoroso fallo de previsión que colapsó los ordenadores, 25.370 delegados (la mayoría por delegación de voto). Y ayer respaldaron la propuesta para presidenta de Rita Barberá 13.197. El PP, tras innumerables reuniones, incluso de madrugada, afianzó sus pactos previos con el Partido Aragonés (que en esa comunidad apoya al PSOE), con el Partido Andalucista (que en esa región permite el gobierno de los socialistas), con Coalición Canaria y con la mayoría de los representantes de CiU. No con todos. Ese partido, que hasta ahora no participaba en la FEMP por tratarse de un organismo estatal, acudió por primera vez a la asamblea y se decantó hacia el PP. Pero permitió libertad de voto.

Todas esas formaciones juntas debían haber reunido 13.274 papeletas. Barberá recibió finalmente 77 menos, pero 1.334 más que la opción liderada por el socialista Antoni Siurana. El alcalde de Lleida, que llevaba a Rosa Aguilar, la regidora de Córdoba, de IU, como su número dos, recabó adeptos en el Bloque Nacionalista Galego y en Iniciativa per Catalunya.

Ese modelo de votación se repitió para la distribución del Comité Ejecutivo de la FEMP y del Consejo Federal. Con el agravante, sobre todo en el caso de los 25 componentes de la Ejecutiva, de que el PP, que salió triunfador, obtuvo menos representantes que la lista de PSOE e IU porque tuvo que ceder muchos puestos a sus socios.

Barberá, en su discurso de investidura, aprovechó para lanzar guiños de complicidad futura a sus adversarios en este "intenso" fin de semana en Madrid, donde la FEMP ha estado al borde de la ruptura. Ella evitó darse por aludida a todas las críticas de la oposición, sobre la falta de nervio de esta institución en estos años tras haberse convertido en un "apéndice" del Gobierno del PP. Prefirió "abstraerse" de los "espectáculos" que atribuyó a otros y optó por "pasar página". Mencionó mil veces las palabras "todos", "juntos", "sumar" y "cohesión". Y se consideró más "legitimada" que hasta ahora al haber sido refrendada en esta ocasión por las urnas.

Incluso aceptó Barberá el compromiso de discutir, en breve y ya en el seno hasta ahora apartidista de la FEMP, dos reivindicaciones básicas de la lista opositora y de CiU. Se estudiará así la reforma de los estatutos de ese organismo, que todos aceptan que se han quedado obsoletos, y también la posibilidad de crear un consejo territorial que reproduzca el escenario de la España de las autonomías.

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Este último reto aplazado, el de montar un órgano de representación territorial, es el que provocó una serie de afirmaciones destempladas del presidente de la federación catalana, Manuel Mas, alcalde de Mataró, que llegó a opinar: "La FEMP ha muerto". Por parte del PSOE, Alfonso Perales, expresó su desconcierto porque CiU hubiese preferido al PP que bloqueó esa medida a la lista progresista.

Casi sin que Barberá hubiese abandonado la sala con "la mano tendida", saltó a escena el coordinador de Organización del PP, Pío García Escudero, para criticar "el comportamiento insólito, impresentable, injustificable y tabernario" del PSOE, y específicamente de Perales, en los meses previos a esta cita de la FEMP, por anticiparse como ganadores y por el boicoteo en el cónclave.

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