Alcalde-patriarca

Acerca de la información sobre la ofrenda o el voto del pueblo madrileño a la Virgen de la Almudena publicada en su periódico el 1 de noviembre, encabezada por el alcalde con llamativos signos de su rango municipal.¿Pero en qué cabeza cabe que un representante político pueda asumir una representatividad de tipo religioso o espiritual? Es un tema que, por reiterativo, no deja de seguir resultando desagradable y anacrónico. La verdad es que lo primero que viene a la mente al ver las fotos aparecidas en EL PAÍS es el parecido con el integrismo de muchos países árabes encabezados por sus líderes....

Acerca de la información sobre la ofrenda o el voto del pueblo madrileño a la Virgen de la Almudena publicada en su periódico el 1 de noviembre, encabezada por el alcalde con llamativos signos de su rango municipal.¿Pero en qué cabeza cabe que un representante político pueda asumir una representatividad de tipo religioso o espiritual? Es un tema que, por reiterativo, no deja de seguir resultando desagradable y anacrónico. La verdad es que lo primero que viene a la mente al ver las fotos aparecidas en EL PAÍS es el parecido con el integrismo de muchos países árabes encabezados por sus líderes.

¿Se imaginan ustedes a un jefe de Gobierno occidental -Clinton, Blair, Schröder, etcétera- organizando semejante espectáculo? Pues seguro que estos señores asistirán regularmente a sus respectivos oficios religiosos cuando les apetezca; pero nunca asumirán ninguna representación "oficial" de un pueblo en tales actos, sencillamente porque no la tienen.

Me niego a que nadie, pero nadie, por mucho rango que tenga, me pueda representar en ninguna cuestión de tipo religioso. ¿Conviene recordar de nuevo aquello de la aconfesionalidad del Estado? Pues, por lo visto, el alcalde de Madrid todavía no se ha enterado. Así nos va. Ocúpese de las cosas de gobierno, que para eso ha sido elegido; aunque parece que su tiempo y su interés personal van por otros derroteros. Como tal señor Álvarez del Manzano, claro está, vaya usted a sus oficios religiosos cuando y donde le apetezca; como alcalde, no. Y menos asumiendo representación de "su pueblo" como si de un patriarca se tratara.- . .