Tribuna:

Un poco más de respeto

AMALIA ALBA

Asistimos, atónitos, a un espectáculo bochornoso. El PP pretende desmantelar la actual sede de la Dirección General de la Mujer, producto de una conquista democrática de la que, según parece, no se sienten partícipes.

Intentan soslayar la protesta de las mujeres valencianas con conciencia de género proclamando a los cuatro vientos que el PP "no hace políticas en base a ladrillos ni edificios", y que todo ello "es para mejorar la gestión". Incluso se les acusa de producir "alarma social con este tipo de reivindicaciones".

Quizá sea necesario recordar a los miemb...

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AMALIA ALBA

Asistimos, atónitos, a un espectáculo bochornoso. El PP pretende desmantelar la actual sede de la Dirección General de la Mujer, producto de una conquista democrática de la que, según parece, no se sienten partícipes.

Intentan soslayar la protesta de las mujeres valencianas con conciencia de género proclamando a los cuatro vientos que el PP "no hace políticas en base a ladrillos ni edificios", y que todo ello "es para mejorar la gestión". Incluso se les acusa de producir "alarma social con este tipo de reivindicaciones".

Quizá sea necesario recordar a los miembros del PP como las mujeres, históricamente, también han participado en la consecución de mejoras sociales y políticas. Las mujeres han sido fundamentales en el proceso que las ha llevado a ocupar espacios públicos impensables hace tan sólo 20 años, nadie les ha regalado nada. Para que ahora vengan diciendo que provocan "alarma social". Un poco más de respeto.

Y claro, contra esa "alarma social" el PP ha respondido con falta de diálogo, de participación, de sensibilidad. De hecho, desde que gobierna el PP las mujeres están viviendo una continua frustración democrática.

Debemos tender a "establecer un nuevo equilibrio que permita a hombres y mujeres participar al mismo tiempo en el mundo interno del hogar y en el mundo exterior. En definitiva, no es sólo que se compartan la maternidad y las responsabilidades familiares, sino que al interconectarse las esferas pública y privada todo cambia". Esta propuesta de Carmen Alborch se ha ido plasmando en la realidad. La incorporación de la mujer a cargos de decisión a través de la discriminación positiva, con la obligación de incorporar a las listas electorales un porcentaje de mujeres hasta llegar paulatinamente a la paridad, es una realidad en algunos partidos progresistas.

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Políticas como la creación de escuelas infantiles para facilitar el trabajo de las madres, desmanteladas en Valencia con la llegada de los conservadores al poder (¡y por una mujer del PP!), y la enseñanza de las personas adultas, tan poco valorada por la Consejería de Cultura, incluso en el periodo en la que estuvo dirigida por la actual presidenta de las Cortes, son un pequeño ejemplo de la voluntad y el talante del PP y del gobierno Zaplana a la hora de llevar a práctica la desaparición de las desigualdades.

Por esta razón no podemos quedar al margen de lo que simboliza y significa esta nueva acción del gobierno valenciano, que no es otra que decapitar una significativa conquista del movimiento feminista. Quieren que desaparezca un espacio que identifica el trabajo serio y sincero de las mujeres progresistas valencianas por conseguir la igualdad, para que sea ocupado por un "señor" que lo único que pretende es demostrar que es capaz de "ganar la partida". De confirmar, en definitiva, una vez más que la fuerza del poder se impone a la de la razón, en este caso femenina. Y para ello no duda en pisotear años de esfuerzo y de dedicación de todo un colectivo ávido de libertad y de igualdad social.

pertenece al colectivo Trellat del que forman parte, entre otros, Enric Luján, Eloïna Íñiguez y Mayte Noguera.

Amalia Alba

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